La criptorquidia se produce cuando el testículo no ha descendido completamente, es decir, que no se encuentra en el escroto y esto puede suceder en uno o en ambos testículos. Aunque el 85% de los casos la criptorquidia aparece solo en uno de los testículos (generalmente el derecho), cuando aparece en los dos testículos, o si se asocia a otros signos o malformaciones, puede indicar problemas genéticos o endocrinológicos.
La criptorquidia suele ser más frecuente en los niños que no han nacido a término (30% de los casos), mientras que en los niños nacidos a término su frecuencia oscila en torno al 5%.
Tras el primer año de vida, la proporción de niños que sufren criptorquidia oscila entre el uno y el dos por ciento.
Es importante conocer que, si el testículo no ha bajado al escroto en el primer año de vida, en la mayoría de los casos ya no descenderá.
Ante un testículo no descendido podemos plantearnos varias posibilidades. Lo más frecuente es que se produzca un descenso incompleto y que el testículo se detenga en algún punto de su recorrido normal. Menos frecuente es que el testículo se localice fuera del trayecto normal, es lo que se conoce como testículo ectópico y, por último, también existe la posibilidad de que se trate de una anorquia o ausencia de testículo.
Cuando el testículo no es palpable, pero con unas simples maniobras desciende fácilmente al escroto y permanece en él, se trata de un testículo retráctil o “en ascensor”. Esta situación no es patológica ni alarmante y ocurre frecuentemente en los niños casi hasta los 13 años.
Imagen: pregnancy