El apego (o vínculo afectivo) es una de las necesidades básicas del ser humano y, por tanto, desde bebés tenderemos a cubrir esa necesidad.
El apego es una relación especial que el bebé va a tener con un número muy contado de personas. Se crea un vínculo entre él y esas personas que le llevará a buscar el contacto con ellas. El niño se sentirá seguro cuando las tiene cerca y por tanto, estará tranquilo y feliz. Es por ello que cuando los niños se ven en “peligro” lloran para reclamar la presencia de esas personas concretas y no otras (pese a que sean conocidas y estén acostumbrados a ellas). Ellos querrán en esos momento a la persona con la que ha estrechado el vínculo y nada lo va a consolar (obviamente es cuestión de tiempo que se le pase, especialmente si la persona que está al lado es capaz de hacerle pensar en otra cosa).
Hasta hace poco la figura principal de apego ha sido la madre, sin embargo, debido a que cada vez es más frecuente que la madre pase menos tiempo en casa debido al trabajo, por lo que hoy por hoy, la figura paterna pasa a estar casi al mismo nivel que la materna. Lo más probable es que si hay hermanos, ellos también pertenezcan a ese reducido número de personas con las que el bebé va a estrechar el vínculo.
El momento de llevar al bebé a la guardería suele ser el más significativo. Muchos son los que optan por llevarlo alrededor de los dos años (un año antes de poder entrar en el colegio, por aquello de que se vayan acostumbrando). Precisamente a esa edad es cuando el niño va a pasar por una etapa de vínculo afectivo fuerte, por lo que el bebé responderá con gritos y pataletas a la hora de quedarse en la guardería.
Imagen: koadmunke.