El juego forma parte de la rutina de cualquier niño en cualquier periodo del año, sin embargo, en verano los juegos cobran todavía más fuerza y protagonismo gracias a las vacaciones que propician el descanso escolar. El verano también aporta la dosis extra de energía que produce el buen tiempo y los niños pasan más tiempo jugando en la calle. Pero además, los pueblos se convierten en plena crisis, en el escenario ideal para disfrutar de unas vacaciones familiares y económicas. Muchos niños se reencuentran en el pueblo con viejos amigos y conocidos con los que volver a compartir ratos de diversión y de juegos creativos.
Los juegos al aire libre son muy saludables propio de los videojuegos o de ver la televisión en exceso para jugar con otros niños de su edad. Las relaciones personales cara a cara son mucho más gratificantes ya que los niños pueden poner en práctica sus habilidades sociales.
Es posible regalar a los niños algún juego para que puedan llevar a la piscina y entretenerse con otros niños. Los juegos deportivos son muy sanos, por ello, puedes regalar a tu niño una raqueta para que juegue a tenis. También es muy práctico regalar al niño una baraja de cartas para que pueda jugar con sus amigos. Además, los juegos de verano al aire libre pasan de generación en generación ya que el ocio entendido en su sentido tradicional no pasa de moda. Por ello, padres e hijos también pueden encontrar en estos juegos un nexo de unión.
Saltar a la comba, jugar al escondite, jugar con la peonza, jugar a la gallinita ciega o al tejo son juegos divertidos para disfrutar en la calle.
Imagen: Menudos Planes