El embarazo es una etapa de crecimiento a nivel emocional en donde la situación vital de la mujer embarazada también se modifica. Conforme avanza la gestación, en la recta final del embarazo, las mujeres embarazadas se sienten mucho más receptivas a conectar con otras mujeres que están viviendo la misma situación. Se crea una especie de conexión especial que surge de forma inmediata. Las futuars mamás hacen nuevas amistades en los cursos de preparación al parto pero también pueden empezar a charlar con total naturalidad en el parque o en cualquier otro lugar.
Este hábito es muy positivo puesto que las nuevas amistades pueden ser positivas después del posparto para evitar que la mujer se encierre en sí misma y cuente con un entorno de gente que comprenda su situación. Con la llegada de un bebé también se produce un cambio de vida. Eso no implica que haya que dejar de quedar con los amigos de siempre pero por pura lógica, la reciente mamá se siente más cómoda quedando con personas que comprenden lo que está viviendo porque para ella todo es nuevo y los cambios son muy drásticos.
Por otra parte, las amistades que se hacen en la recta final del embarazo, también son útiles a nivel emocional para compartir dudas y liberar miedos tan naturales como el temor al parto. Las nuevas amistades son un regalo añadido a una etapa tan rica a nivel afectivo como la llegada de un niño en la que muchas mujeres sufren el riesgo de encerrarse únicamente en su nueva rutina. La amistad mejora la calidad de vida, aporta ilusión al presente y felicidad. Porque la maternidad siempre es más bonita cuando se comparte.
Imagen: Decosfera