Para mantener la calma y no perder los nervios a veces pueden ayudar tomar algunas medidas preventivas. Por ejemplo, estamos intentando trabajar en casa, y el niño viene y va, sin parar de pedirnos cosas. Ser previsor antes de ponernos a la tarea, puede ayudarnos en gran medida. Dejarles las cosas a mano (dependiendo de la edad del niño, como es lógico, podrán acceder a unas u otras), cubrir sus necesidades del momento, y hablar con ellos. ¿Cómo plantearse esto último? Podemos seguir estos consejos:
– Explicar a los niños que papá o mamá tienen que hacer determinado trabajo, mostrándoles lo que tienen que hacer, cómo y la finalidad. Aunque sean pequeños no importa, será cuestión de tiempo que entiendan todo. Esto valdrá, tanto para esos padres que se llevan el trabajo a casa, como para los que tienen que dedicar un rato a las tareas de la casa.
– Añadir a la explicación un aliciente… si ellos dejan un rato sin interrupciones, papá o mamá, acabará antes, y pueden ir al parque, jugar en casa, o hacer algo juntos que motive al niño.
– Enseñarles a ser independiente, ir al baño y limpiarse solos, echarse agua en un vaso, aprender dónde está cada cosa en casa… serán factores fundamentales para que el niño se vaya independizando y no esté constantemente pidiendo que le hagan cada cosa.
Los padres saben lo difícil que resulta a veces hacer cualquier cosa cuando hay un niño en casa que se empeña en estar detrás, pidiendo cosas, llorando, y montando pataletas porque sus papás en ese momento no le prestan toda la atención que él quiere. Después de un rato, intentando realizar la tarea con un niño llorando, perder la paciencia será algo más que normal, pero, como decíamos, pongamos medidas antes.
Imagen: Marc Davis