Las complicaciones más habituales que pueden originarse durante el embarazo son:
– Preeclampsia. Se llama así, al aumento de forma espontánea de la presión sanguínea, apariencia de proteína en la orina. Esto puede ir acompañado de hinchazón de pies, dedos o cara.
Por regla general, esto se arregla con un tratamiento, y todo acabará ahí. Sin embargo, como en la mayoría de las enfermedades, hay casos graves, que podrían causar daños a los órganos, pudiendo llegar a ser mortales. En esos casos más graves, se podrá valorar la opción de adelantar el momento del nacimiento del bebé, en el caso de que la mujer ya esté en las últimas semanas de embarazo.
– Aborto. El aborto espontáneo suele darse durante las primeras 20 semanas de embarazo. La señal más significativa es la pérdida de sangre, por ello, resulta tan importante consultar con el médico a la mínima señal. Hay que decir, que el hecho de perder sangre, no tiene que ir obligatoriamente ligado con el aborto. Se puede manchar al principio del embarazo, y no ser nada de lo que haya preocuparse. Pero siempre es mejor, consultar el caso con el especialista.
– Nacimiento prematuro. Se considera parto prematuro si la mujer, antes de la semana 37, comienza con síntomas de parto, empezado con contracciones periódicas y cada vez más frecuentes.
– Oligohidramnios (escasez de líquido amniótico). Que en la bolsa donde se encuentra el fato, escasee el líquido amniótico, es otro de los problemas más habituales. Desde que se detecte, el médico hará un seguimiento más profundo, para comprobar que el feto se desarrolla como debe. Si esto ocurriera, al final del embarazo, se suele optar por inducir el parto.
– Diabetes. Es un problema que hay que tomarse en serio, y llevando un control exhaustivo, el embarazo llegará a término sin mayores complicaciones.
– Embarazo ectópico. Se llama así cuando el óvulo que ha sido fecundado se queda fuera del útero.
– Placenta previa. Es cuando la placenta se encuentra mal posicionada, quedando en una parte muy baja del útero.
Imagen: Daniel Lobo