Que un niño se hurgue la nariz, es algo totalmente normal, de hecho, la mayoría de los adultos en algún momento u otro, también lo hacen. El hecho de que se metan el dedo en la nariz, por regla general, no es más que una fórmula de buscar una manera de alivio, bien sea por picor o por cualquier otro motivo.
Esto no debe preocupar a los padres, lo peor que puede llegar a ocurrir es que se produzca una leve hemorragia nasal, debido a la ruptura de algún vaso sanguíneo, que cesará en breve.
Sin embargo, este gesto tan habitual, puede también convertirse en algo compulsivo. En estos casos hablaríamos de Rhinotillexomania, que sería cuando se hurga la nariz habitualmente y con insistencia. Esto podría desembocar en un perforamiento del tabique nasal. En el caso de que esto ocurra, es conveniente consultar con el especialista, para buscar el motivo de por qué hace esto.
Cuando se dan estos casos, los padres deberán armarse de paciencia, no se trata de reñirlo cada vez que lo haga, esto tan solo lo pondrá más nervioso y le provocará ansiedad. Hay que hablar tranquilamente con ellos y explicarles por qué no deben hacerlo, y cuáles serán las consecuencias si persiste. Mantenerlo ocupado (con actividades en las que tenga que utilizar las manos) será una buena forma de que, poco a poco, se habitúe a no hacerlo. Además, se le puede ayudar con algunos aerosoles como los de agua de mar, para que tenga las fosas nasales húmedas y despejadas, y no sienta necesidad de llevarse los dedos a la nariz. El agua de mar no tiene contraindicaciones, pero en el caso de usar otros productos, habrá que consultarlo antes con el médico.
Imagen: Erin