Las mamás que no son primerizas seguro que ya saben de qué hablamos. Tras el parto, el estrés al que el cuerpo de la mujer ha estado sometido, suele pasar su factura. Las hormonas y, en general, todo el organismo debe volver a ‘resetearse’, hasta alcanzar sus niveles y funciones de normalidad.
Hasta ese momento, la mente y el cuerpo de la mujer pasan por una serie de estados alterados, en mayor o menor medida, dependiendo de cada mamá. Fatiga, cansancio, síntomas depresivos, estrés, caída del cabello, problemas dentales, manchas en la piel, subida de peso… A quién no le suenan todos estos conceptos.
Alrededor de un 9% de la población femenina suele padecer una tiroiditis después de dar a luz. La mayoría suele experimentar los primeros síntomas en el primer trimestre tras el parto y suele comenzar con hipertiroidismo.
Cuerpo y emociones se ven afectados y alterados: Irritación, fatiga, cansancio, nerviosismo, sudoración excesiva, alteraciones del sueño…
Tras esta primera fase de la tiroiditis le sigue otra de hipotiroidismo. En este momento, las glándulas no funcionan bien debido al estrés que han sufrido y al ataque de los propios anticuerpos. Es el momento en que a la ‘depre’ se une la piel seca, la caída del cabello, el frío, la falta de memoria, el dolor muscular o la dificultad para perder peso.
La buena noticia es que esta situación postparto es pasajera y aunque el año de media que suele durar se hace largo y desesperado, con el tiempo todo pasará y volveremos a normalizarnos. De todos modos, un tratamiento hormonal, siempre bajo vigilancia médica, nos ayudará a soportar mejor estos síntomas.
Imagen: Retroradio.hu