- Haber padecido depresión con anterioridad al embarazo.
- Tener falta de apoyo por parte de la pareja.
- Haber dado a luz a un bebé prematuro o con cualquier tipo de enfermedad.
- Que la nueva madre hubiera perdido a su madre cuando era niña.
- Una acumulación de acontecimientos vitales adversos, como el fallecimiento de un ser querido, la pérdida del empleo de la paciente o de su pareja, problemas económicos, problemas de vivienda…
Los síntomas más comunes son:
- Tristeza: es el síntoma más frecuente. La mujer se nota baja de ánimo, desdichada e infeliz, con ganas de llorar…
- Irritabilidad: se demuestra con la pareja y con la familia, e incluso con los otros hijos y con el recién nacido. La mujer con depresión posparto puede sentir una desorganización en sus pensamientos e incapacidad para realizar sus tareas.
- Fatiga: agotamiento, cansancio… La nueva madre se siente incapaz de realizar sus primeras tareas de madre.
- Insomnio: cuesta más de lo normal conciliar el sueño.
- Pérdida de apetito: la madre con depresión posparto, normalmente, no tiene ni tiempo ni ganas de comer, lo que puede llevarla a sentirse malhumorada y cansada. También puede pasar al revés: comer en exceso para aliviar el malestar psicológico.
- Ansiedad: la mujer tiene miedo a quedarse sola con el bebé, a no poder cuidarle, a que enferme… Se siente culpable por no estar lo suficientemente “enamorada” de su bebé como debería.
- Desinterés por el sexo: lo que antes era un placer, ahora se convierte en algo aburrido. Se rechaza cualquier contacto sexual, lo cual puede generar tensión en la pareja.
- Agobio: aparece la sensación de no tener tiempo de nada. Cuesta establecer nuevas rutinas frente al bebé y a la nueva situación.
Imagen: psicólogos-granvia