A veces, por diferentes motivos, los niños tienden a asumir el rol de adultos a edades tempranas. Esto puede ser debido, aunque no necesariamente, cuando tan solo existe una figura, paterna o materna, en la familia, bien por un divorcio, la muerte de uno de ellos, etcétera.
Es importante que los niños tengan responsabilidades en casa, y que se encarguen de ciertas tareas, acordes a su edad. Es más, esto es algo que además les hará sentirse útiles y parte activa del funcionamiento de la unidad familiar. Pero, otra cosa será que el niño tenga a sus espaldas cargas que corresponderían únicamente a los padres, y es, en esos casos, cuando hablamos de hijos parentales.
Algo a lo que se tiende mucho, es a que los niños mayores cuiden de los más pequeños. Obviamente esto es lógico y es bueno, pero dejará de serlo cuando además se le pide que en cierta manera también lo eduque, por ejemplo cuando se le pide al mayor que vigile al pequeño para que éste recoja su habitación.
Hay otros casos que van mucho más allá, como cuando el niño se encuentra, desde temprana edad, cuidando de uno de los padres. Es posible que tras la desaparición del padre o la madre, el niño intente ocupar ese hueco, adoptando todas las responsabilidades que tuviera.
La mayoría de las veces el hijo parental, suele ser el mayor y, como decíamos, en muchos casos se encargará de los hermanos pequeños. Esto es un gran error, ya que actuarán creyendo que tienen el poder, y sentirán la carga de tener que ser un ejemplo para los otros. Esto es totalmente contraproducente, ya que, ellos aún están aprendiendo las normas y no pueden imponerlas como deberían.
Los hijos parentales, tienden a ser niños tristes, excesivamente responsables, que tienen a sus espaldas un peso que no les corresponde, y que les impide vivir la vida acorde con su edad.
Imagen: familymwr