Que un niño le diga a sus padres que lo han castigado en el colegio, no es algo que salga de ojo. El castigo habitual, sin lugar a dudas, es que el castigo sea sin salir al recreo, ya que es el momento de la mañana que con más entusiasmo esperan los peques.
Desobedecer, o no respetar a los profesores o a los compañeros, son motivos muy típicos para que el niño en cuestión, se quede ese día sin salir al patio.
No todos los especialistas estarán de acuerdo con aplicar este tipo de castigo, más aún, cuando el castigo es porque al niño no le ha dado tiempo a acabar de las tareas que se han ido realizando durante la mañana… ¿es justo que un niño, que es más lento, se pierda el mejor momento? Y otro ejemplo, ¿es producente que un niño con problemas para sociabilizarse, no salga al patio con el resto de los niños? (es probable incluso, que en estos casos, prefieran no salir y se busquen las vueltas para ser castigados).
Los que están en contra de estos castigos, aseguran que estos castigos pueden ser efectivos a corto plazo, pero que no lo son a largo plazo, y consideran que, efectivamente sí hay que poner límites a los niños, para que ellos entiendan que su mal comportamiento, trae consecuencias, pero que hay que tomar otro tipo de medidas, ya que el rato del recreo es su momento de desahogo. Hay algunos que van más allá, y creen que los castigos los deben poner los padres y no los maestros.
Por supuesto, también hay algunos que defienden estas medidas, y consideran que son las más adecuadas, como siempre, hay opiniones muy diferentes al respecto, y será cada padre el que deberá opinar en cada caso.