Sentir la magia de la espera de la llegada del trineo de renos voladores con Santa Claus y su saco cargado de regalos, mientras imaginan el ansiado momento en el que se desliza en el interior del hogar para dejar los regalos junto al árbol. La ilusión de contemplar las bellas cabalgatas de camellos y carrozas con los tres Reyes Magos, viendo a los pajes en las carrozas cargadas de mil y un regalos, y ansiando que pase la noche para disfrutar de todo lo que han pedido. Todas estas vivencias crean en los más pequeños una preciosa ilusión que no debemos eliminar, aunque por supuesto, respetamos todas las opiniones al respecto.
Todas estas experiencias que de manera tan intensa viven nuestros hijos les llenan de emoción, felicidad y alegría. Hay que dejar a los niños ser niños, permitiendo hacer que crean en todo lo que ellos deseen creer: seres mágicos, duendes, Papá Noel, los Reyes Magos …, ya que para nada es mala la imaginación. No les cortemos las alas de la creatividad y de la fantasía tan pronto, pues ya tendrán tiempo de crecer y por desgracia, ir perdiéndola por sí solos, dejemos que vivan con ilusión y magia estas entrañables noches.
Los niños, cuando van creciendo sacan ellos mismos sus propias conclusiones, y cuando se den cuenta y empiecen a dudar, será el momento de contarles la verdad, una verdad que no tiene que ser tratada como un engaño, sino más bien que entiendan que todo es un juego en el que somos cómplices (papas, abuelos, tíos, maestros …), participando para crear la ilusión a los más pequeños.
Los más pequeños del hogar se merecen disfrutar de unas fiestas tan entrañables con toda la ilusión del mundo.
Imagen: sylvainratton