Es una enfermedad infecciosa producida por el virus varicela-zóster. Consiste en una erupción muy característica que se acompaña de otros síntomas como fiebre, malestar, dolor de cabeza o pérdida de apetito. Se puede presentar en cualquier época del año, pero es más frecuente en invierno y en primavera. Es una enfermedad propia de la infancia y genera inmunidad permanente, es decir, solo se pasa una vez en la vida. Además, es una de las enfermedades infecciosas que más fácilmente se transmiten.
¿Cómo se manifiesta?
Aparece una erupción o exantema en forma de pequeños granos que rápidamente se convierten en ampollas (vesículas llenas de líquido). La erupción suele empezar por la cara, el tronco y el cuero cabelludo, extendiéndose a continuación por todo el cuerpo. Tras un par de días, las ampollas se van transforman en costras. Las lesiones suelen picar y es habitual que aparezca fiebre.
¿Qué complicaciones puede producir?
Aunque en los niños es generalmente una enfermedad benigna, pueden aparecer complicaciones. Las más frecuentes son las infecciones de la piel y del tejido subcutáneo, que son favorecidas por el rascado de las lesiones. También pueden aparecer alteraciones neurológicas, en forma de marcha inestable (ataxia), que suelen desaparecer por sí solas. Más raramente se ven complicaciones más graves, que son más propias de los adultos o de niños con las defensas bajas (inmunodeprimidos).
¿Es tan contagiosa?
Es una infección muy fácil de transmitir. Las personas que no la han padecido tienen un 80% de posibilidades de contagiarse tras un contacto estrecho con un enfermo. Se transmite por contacto con las vesículas y a través de gotas de saliva. La fase contagiosa dura aproximadamente desde dos días antes de aparecer la erupción hasta cinco días después (cuando todas las ampollas han pasado a ser costras). Desde el contacto con el enfermo pasan unas dos o tres semanas hasta que aparece la varicela.
¿Cómo se previene?
La vacuna contra la varicela previene el 70-90% de los casos y casi la totalidad de las formas graves. Se recomienda vacunar con dos dosis, la primera entre los 12 y 15 meses de edad y la segunda a los cuatro o seis años de edad (puede administrarse antes si pasaron, como mínimo, tres meses después de la primera dosis).
Imagen: blogenfermedades