- Pequeños gestos. Dado que ahorrar no es solo agrupar monedas, sino también gastar menos, incidiremos en la necesidad de cerrar el grifo cuando nos lavamos los dientes (para ahorrar agua) o de apagar el interruptor de la luz cuando salimos de la habitación (para ahorrar en la factura de la luz). Se les puede explicar que, tanto el agua como la luz, cuestan dinero y que, no gastando más de lo necesario, se ahorra para tener dinero para otras cosas.
- Abrir una libreta de ahorro. Cuéntale que tiene abierta una libreta de ahorro en la que cada mes se ingresa una pequeña cantidad para que cuando sea mayor pueda hacer un curso en el extranjero, por ejemplo.
- Enséñale un extracto de cuenta. Donde aparezca algún gasto realizado con él y explícale que aquello que se pagó con la tarjeta (que parece algo gratis) ahora aparece apuntado en el papel del banco y es un dinero que ya no está.
- Muéstrale que obtener dinero supone un esfuerzo. Haciéndole ver que todos los días se va a trabajar para poder tener dinero para ahorrar, gastar o invertir, y en casa no se “gasta” en cosas sin sentido.
Son pequeños gestos que, al final, resultarán la mar de útiles para concienciar a los pequeños de las verdaderas necesidades de la familia y el hogar.
Imagen: edukame