Los entornos de familias desestructuradas y de caos social, son el ámbito perfecto para la proliferación de desequilibrios mentales en los niños, que no poseen las armas mentales suficientes para defenderse o aislarse psicológicamente en un entorno hostil.
La sociedad actual provoca que los padres consientan sobremanera a sus hijos, influenciados por el estrés, el cansancio o el cargo de conciencia a la hora de imponer horarios o normas en relación al poco tiempo que el trabajo o las actividades extraescolares permiten pasar con los más pequeños, pero este tipo de actitudes hace un “flaco favor” al menor, dado que, entre líneas, se le está transmitiendo el mensaje de ser el rey de la casa.
Además, es una conducta que luego extrapolará al resto de la familia, al colegio o amigos, donde la competencia con otros pequeños reyes provocará una gran frustación que puede derivar en un trastorno de la conducta o de la alimentación.
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