Todos sabemos lo importante que ha sido, es y será la ayuda que brindan los abuelos para con sus nietos, y más en nuestros días, donde una sociedad donde cada vez es más común que mantenga a ambos progenitores trabajando, éstos tienen que “tirar” de los abuelos para diversas tareas para con sus hijos.
Toda esta “tarea” encomendada a los abuelos, no está exenta de que ellos, incurran en un error, clasificado ya como un verdadero “clásico”, que no es otro que la permisividad hacia los nietos, a fin de ganarse el cariño de los pequeños. Ya que es una costumbre pensar que “para educar, ya están los padres”.
Se trata de un “serio” problema, ya que esta educación y disciplina que los padres les enseñan, se puede derrumbar con una actitud tolerante “en exceso” por parte de los abuelos que colman en demasía los caprichos de sus nietos. El pequeño se puede sentir confundido, si siente a los padres desautorizados por los abuelos, ya que éste recibe mensajes contradictorios de unos y otros.
Hay que hablar con los más mayores a solas, sin la presencia de los menores, para así aclarar normas y límites que ambos tienen que respetar, por el bien de los pequeños. En esta conversación, lo más importante y primordial sería “elogiar” la labor y esfuerzo que están realizando en el cuidado de sus nietos, y con mucho tacto, unificar criterios en la educación de los pequeños. Intentaremos buscar siempre una solución ecuánime que satisfaga a todos los adultos, evitando así que vuelvan a surgir conflictos.
Si vemos que los mayores no cumplen con lo pactado de manera completa, tampoco tendremos que agobiarnos, dado que, los pequeños, terminará por distinguir a los miembros de la familia, y que límites les imponen cada uno.