Existen diferentes formas de jugar a la peonza. Lo fundamental es saber hacerla bailar, para lo cual hay que anudar fuertemente el cordel a la peonza, y lanzarla con un golpe seco. Entonces, se juega a ver quién la hace bailar durante más tiempo, quién puede hacer las figuras más divertidas, cómo pasarse la peonza de mano a mano sin que pare de girar, etcétera.
Otra modalidad consiste en trazar un círculo en el suelo donde todos los jugadores y jugadoras hacen bailar la peonza tratando de sacar a las demás peonzas del recinto.
Como variantes tenemos el peón, o lo que es lo mismo, una peonza de menor tamaño que se baila igual que la peonza. Además, no debemos olvidar la peonza de dedo o pirindola, que se hace bailar sobre una mesa.
Sea como sea la peonza que le regalemos a nuestro peque, estaremos abriéndole un mundo de diversión clásico, sano y seguro que los videojuegos y la tele jamás serán capaz de proporcionar. Además, fomentaremos su relación con otros niños y niñas lo que para su desarrollo emocional y de sociabilidad vendrá a las mil maravillas.
Imagen: heraldo