También es común la aparición de fiebre, en un 98% de los casos; de dolor de garganta en el 85% de los pacientes (al examinar la garganta es frecuente observar la existencia de “placas” blanquecinas en las amígdalas “anginas”); cansancio, a veces prolongado y en el 50-60% de los pacientes aparece un aumento del tamaño del bazo y si esto es así, suele recuperarse en dos o tres semanas.
En general, para diagnosticar esta enfermedad basta con realizar una exploración y un análisis de sangre al niño. Si existe la enfermedad, los leucocitos suelen estar elevados y aumentan sobre todo los linfocitos (un tipo de leucocitos) que tienen formas distintas a las habituales (atípicas). Pueden disminuir los neutrófilos (otro tipo de leucocitos) y aumentar las plaquetas. También aumentan con frecuencia las transaminasas. Todos estos datos analíticos se recuperan espontáneamente.
También hay una prueba de resultado rápido (llamada Monotest o prueba de Paul Bunnel), pero que es muy poco sensible por debajo de los dos años de edad. Por ello, en niños, si esta prueba es negativa y hay fuerte sospecha de padecer mononucleosis infecciosa, se realiza un estudio de anticuerpos (IgM) frente al virus Epstein Barr.
Imagen: olebebe
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