A pesar de que aún hoy día no pueden prevenirse muchos problemas hereditarios o agresiones perinatales, es posible modificar una nutrición gestacional deficiente o un bajo aumento de peso materno, factores ambos implicados en el bajo peso de nacimiento. Frente a las cifras crecientes de obesidad, no debemos olvidar que esta representa también un mayor riesgo durante el embarazo, ya que las mujeres obesas padecen con más frecuencia hipertensión, diabetes gestacional, cesáreas, etcétera, y también corren mayores riesgos sus niños.
Durante esta etapa será fundamental lograr un adecuado aporte de nutrientes que permita:
- Cubrir las necesidades propias de la mujer para conservar su adecuado estado nutricional.
- Asegurar la demanda de nutrientes que garanticen el correcto crecimiento y desarrollo fetal.
- Preparar al organismo materno para afrontar un parto óptimo y el puerperio.
- Alcanzar un aumento de peso materno que permita almacenar reservas y de este modo favorecer el inicio de la lactancia y su continuidad.
El concepto acerca de la ganancia ideal de peso durante el embarazo se ha ido modificando a través de los años. A principios del siglo XX se aconsejaba limitar la ganancia de peso debido a las mayores complicaciones asociadas a los fetos de mayor peso. Luego de las observaciones realizadas durante períodos de guerra se relacionó una escasa ganancia de peso con un mayor riesgo de nacimiento de niños de bajo peso.
La recomendación actual es que la ganancia de peso debe establecerse de forma individual, ya que depende de factores como la talla materna y el peso previo de la gestación. Una tendencia es determinar la ganancia de peso ideal de acuerdo al índice de masa corporal previo al embarazo: IMC = Peso previo al embarazo (kilogramos) / Talla² (metros).
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