Cuando una mujer siente la necesidad de ser madre reflexiona, en primer lugar, sobre sus circunstancias: ¿estoy en la edad adecuada?, ¿podré mantener a mi hijo sin problemas?, ¿tendré tiempo para él?… En caso de que esta tenga pareja, la decisión de tener un hijo se tomará entre ambos. Pero, ¿qué pasa si no se da esa coyuntura? Si las experiencias en pareja no han sido satisfactorias o si la persona “idónea” aún no ha llegado, es cuando la idea de la maternidad en solitario comienza a tomar forma.
Como ocurre con cualquier otro tipo de maternidad, se trata de una decisión compleja. Ser madre requiere mucha responsabilidad, esfuerzo y fortaleza. Y además de las ganas y las aptitudes, habrá que plantearse si biológicamente las condiciones son las propicias.
Es por eso que las futuras madres solteras por elección sopesan y medita mucho esta y las demás posibilidades antes de afrontar definitivamente un tratamiento de Inseminación Artificial de Donante (IAD). Las mujeres que finalmente toman esta decisión son, por lo general, mujeres muy seguras de sí mismas, con una alta autoestima, estables y dependientes personal, social y económicamente. Pero lo que más las identifica es su anhelo por concebir.
En España es una tendencia en auge la IAD, aunque, como explican desde la Asociación de Madres Solteras por Elección, todavía no se lo ponen demasiado fácil a estas mujeres, que aún no tienen un lugar en la sociedad como familia, y se encuentran en un limbo legal.
Esta Asociación sin ánimo de lucro, que nació en 2007 de la mano de 21 mujeres con dudas sobre la maternidad en solitario, y a la que hoy ya pertenecen más de 450 mujeres de toda España, reivindica la necesidad de una ley de protección a las familias monoparentales que regule la definición de las mismas e incluya medidas de ayuda a la conciliación laboral-familiar y además, funciona como un grupo de apoyo para el intercambio de experiencias e información.
Madres solteras: El proceso de IAD
Foto | arileu