La fimosis es un problema de retracción del prepucio que se suele ir corrigiendo por sí mismo con el desarrollo de los genitales externos. Por eso hay que evitar maniobras que puedan producir lesiones al niño.
La fimosis puede generar que el pequeño orine con esfuerzo, en forma de goteo o de chorro muy fino y con distensión del prepucio que adquiere forma de saco por la acumulación de la orina, lo que puede producir, a la larga, una infección de orina.
También puede aparecer balanitis o infección del glande y parafimosis, en la que, tras la retracción forzada del prepucio, este no puede volver a su sitio por existir un anillo fimótico estrecho, apareciendo una gran hinchazón del glande.
No es nada recomendable la separación violenta de las adherencias del prepucio, ya que es dolorosa y traumática. Además, esta práctica puede dar lugar a densas adherencias entre el prepucio y el glande a medida que las dos superficies separadas vuelven a unirse. A esto se suma que la retracción forzada del prepucio puede producir fisuras y sangrado de la piel, que puede dar lugar a cicatrices y a una fimosis posterior.
Lo que sí que se puede hacer es retraer el prepucio hasta donde se permita, sin producir molestias, y observar la unión entre éste y el glande (de hecho, es conveniente exponer el meato al orinar, para no hacerlo a través del prepucio).
Foto | Monica R.