El miedo a los extraños desaparecerá por sí solo hacia los dos años. Hasta entonces, el comportamiento de los padres hacia la reacción de temor del pequeño es importante para ayudarles a pasar el “mal trago” y facilitarles el establecimiento de unos vínculos de interacción social adecuados.
- No muestres preocupación ni manifestaciones de angustia: Los niños son altamente sensibles a la comunicación no verbal, por lo que si os ve angustiados por sus reacciones no pensará que él mismo es el responsable de esa angustia. En su lugar creerá que la situación es angustiante, por lo que incrementará su temor. Ten en cuenta que las reacciones de los padres son las primeras que evalúa el pequeño para poder valorar una situación.
- Nunca le regañes o rechaces: El niño no entiende y mucho menos es capaz de controlar su temor. Si le regañas le dejarás desarmado, mientras que si le rechazas obligándole a irse con el extraño, el niño sentirá que pierde una de las principales funciones de sus progenitores en los primeros meses de vida: la protección.
- Protégele ante su temor y no le obligues a irse con el extraño: Tan importante es educar al niño como a los extraños. Hay personas realmente “pesadas” que insisten para que el niño se vaya con ellas y, en casos extraños, lo llegan a retirar de la vista de su madre. Estas personas deben aprender a controlar su orgullo y frustración, pero, mientras tanto, no permitas que esto ocurra, diciendo un simple: “No, mientras se tranquiliza, prefiero que esté conmigo”. Es importante que tu hijo se sienta protegido (no mimado), en las situaciones en las que siente miedo.
- No le sobreprotejas: es agotador, pero también muy grato que tu pequeño solo quiera estar con “mamá”. Pero no es bueno que le mimes demasiado. Debes animarle, aunque sea desde tu regazo, a que interactúe con los demás.
- Ofrécele oportunidades de interacción social: llévale al parque, preséntale a gente amable que le sonría, apúntate a un taller o escuela para bebés donde interactúe con otros niños, etcétera. La exposición a las situaciones temidas es el mejor método para perder los miedos progresivamente.
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