Ya con el destino elegido para nuestras vacaciones de verano y a punto de empezar a preparar las maletas, es el momento de elegir el medio de transporte. Cuando viajamos con un bebé en nuestro vehículo es fundamental colocarle en su silla o maxicosi adecuado para su peso y bien anclado para evitar posibles accidentes. Además, es aconsejable que, aparte del conductor, viaje otra persona para poder atender en un momento determinado las necesidades del bebé. No hay que olvidar mantener una temperatura agradable en el habitáculo y parar cada dos horas para dar un pequeño paseo.
Si el bebé quiere comer, lo aconsejable es parar el vehículo para que la madre le dé el pecho. Nunca se debe amamantar al niño con el coche en marcha, pues el bebé está desprotegido de su sujeción y ante un frenazo puede recibir un golpe o en el peor de los casos salir despedido con consecuencias fatales.
El tren, dicen los expertos, es una opción muy buena para viajar con lactantes pequeños, pues permite dar algún paseo en el interior del vagón si el niño llora, le podemos cambiar de pañal en los baños y disfrutar de una temperatura adecuada durante el trayecto.
El barco también es un medio de transporte adecuado para ir con un bebé. Para evitar mareos son más adecuados barcos grandes (con más de seiscientos pasajeros), situándonos en el centro de la nave y a la altura de la cubierta. Es preferible viajar de noche, cuando la mayor parte de la travesía se realiza durmiendo. Eso sí, debemos informarnos antes del viaje, pues algunos cruceros no aceptan bebés menores de entre uno y dos años.
El avión es idóneo para desplazamientos largos, por la comodidad y rapidez, pero hay que tener en cuenta los cambios de presión que pueden afectar a los oídos, especialmente al despegar y al aterrizar. Para aliviar la molestia se le puede ofrecer el pecho o el biberón en estos momentos, y ofrecer el chupete. Al tragar líquido o saliva se equilibran las presiones entre el oído medio y el oído externo.
Como no vamos a tener acceso a su equipaje, debemos llevar en la bolsa de mano todo lo necesario para el tiempo que pueda durar el vuelo, como mudas, ropa de abrigo, alimentos y juguetes. No hay que olvidar que, a veces, los vuelos sufren retrasos y debemos calcular siempre para un viaje de más horas. Y además, debemos saber que los aeropuertos limitan de forma significativa el transporte de líquidos en la bolsa de mano.
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