El chupete será el fiel compañero de nuestros pequeños para satisfacer su reflejo natural de succión, y es mucho mejor para el bebé que chuparse el dedo. He aquí las ocho preguntas más frecuentes en relación a ese gran aliado.
¿Cuándo comenzar? El uso del chupete no se aconseja hasta pasadas las tres primeras semanas de vida, ya que puede interferir en la lactancia. El hecho de succionarlo cansa al recién nacido y luego no tiene fuerza para mamar del pecho. A partir de entonces, se puede empezar a utilizar.
¿Cómo debe ser? Ni muy grande, ni muy pequeño; se debe ajustar a la boca del niño para permitirle respirar bien. Procura que sea de una sola pieza y luego ya podrás elegir otras opciones que hay en el mercado, como que sea anatómico. De hecho, cada vez las marcas los hacen con formas más adaptadas al paladar del bebé, para evitar deformaciones. Lo que sí es recomendable es que tenga orificios de ventilación, lo que evitará irritaciones.
¿De látex o de silicona? El látex es una goma natural, blanda, resistente y elástica que tiende a absorber los olores. Si eliges esta opción, habrá que cambiar el chupete mas a menudo. Por su parte, la silicona también es blanda y elástica, pero menos resistente, por lo que es más indicada para bebés más pequeños, sin dientes. Escoge la que mejor se ajuste a tus necesidades, pero ten en cuenta que, según la normativa europea, la tetina no debe tener una longitud superior a 30 milímetros.
¿Y si no lo quiere? Aunque es habitual que el bebé tenga un reflejo de succión e intente satisfacerlo siempre que pueda, muchos niños escupen el chupete y no lo necesitan. No pasa nada por eso y, de hecho, no hay que obligarles a que lo utilicen. Eso sí, tendremos que asegurarnos que el sustituto no sea el dedo, porque éste sí que será más difícil de dejar de usar y puede generar problemas bucales.
¿Cómo se limpia? Antes del primer uso has de esterilizarlo y seguir con esta práctica, al menos, cada dos días. Si, al acabar de esterilizarlo, se cae al suelo de la casa, podemos lavarlo simplemente con agua y jabón. Cuando el chupete ya esté desgastado (pudiendo incluso presentar riesgo de rotura), debes cambiarlo; más o menos cada dos meses.
¿Es perjudicial para el lenguaje? Algunas investigaciones así lo indican, por lo que lo más adecuado es limitar su uso durante el día. Podemos dejárselo en momentos puntuales, pero mientras esté entretenido y no lo necesite para tranquilizarse, es mejor quitárselo. Así nada impedirá que pueda ir diciendo sus primeras palabras y gorjeos.
¿Cuándo prescindir de su uso? Debes comenzar a limitar su uso sobre la segunda mitad del primer año, tal y como recomienda la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Con ello, por ejemplo, se evita obstaculizar la formación de la arcada mandibular. También es bueno quitárselo cuando empiece ir a la guardería, ya que puede intercambiarlo con otros niños y coger infecciones contagiosas. A los dos años ya no debería utilizarlo.
¿Cómo hacerlo? Es preferible quitarle el chupete de una vez, en lugar de paulatinamente. Una vez tomada la decisión, no sucumbas y vuelvas a dárselo. Podemos esconderlo y decirle que “ya no está”. Normalmente, pasada la primera semana de inquietud, el niño se olvidará de él.
Además, diversos estudios han demostrado que la utilización del chupete, junto a otras medidas, es beneficiosa para impedir la muerte súbita del lactante. Lo dicho, no habrá mejor aliado para satisfacer las necesidades de nuestro peque como el chupete.
Fotos | eperales; Quin Dombrowski; Proggie