Para los indígenas, el nombre que se le pone a un bebé es la expresión máxima de su espíritu. Sin duda, es una decisión muy importante, quizás el regalo más auténtico que le haces a tu hijo, ya que le acompañará durante toda su vida. Y aunque no se haya demostrado científicamente la influencia del nombre en la personalidad, sí que puede afectar a sus relaciones sociales y a muchos ámbitos de la existencia de tu hijo.
En general, la libertad para poner el nombre que queramos a nuestro bebé es bastante amplia, de hecho, ya es posible incluso elegir si lleva primero el apellido materno o el paterno. Sin embargo, aún existen unas mínimas restricciones legales que hay que conocer.
Fuentes de inspiración
Por tradición familiar, por significado etimológico, por asociación con otras personas que nos caen bien o que admiramos (como un cantante o un actor), por su sonoridad, por su exclusividad… Son muchos los criterios que los padres pueden seguir a la hora de buscar el nombre para su bebé, sin olvidarse de las numerosas propuestas de amigos y familiares.
Sin embargo, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, por lo general, no tendemos a ser muy originales. Daniel, Lucía, Alejandro, Pablo, Paula, Hugo, Sara y María son los nombres preferidos por los papás españoles, ocupando los primeros puestos año tras año. Eso sí, siempre hay excepciones que pueden llevar a que algunos bebés (sobre todo en países hispanoamericanos) tengan que cargar con nombres tan excéntricos como Yahoo, Makgiber o incluso Hyundai.
Si los padres no ejercen su decisión con responsabilidad, la legislación es la que establece ciertos límites.
Lo que dice la ley
La elección del nombre de un recién nacido está regulada legislativamente, siendo las normas diferentes en cada país. En España, actualmente rige la Ley 3/2007 de 15 de marzo (que modifica el artículo 54 de la Ley del Registro Civil) y recoge las siguientes restricciones:
- No podrá registrar más de un nombre compuesto, ni más de dos simples. Por ejemplo, se puede poner Juan-Alfonso, José-Miguel pero no Diana-Elena-Inmaculada.
Están prohibidos (2º párrafo del artículo 54):
- Los nombres que objetivamente perjudiquen a la persona. No estaría permitido un nombre negativo como Lucifer o Judas o uno ridículo como Supermán, que aunque parezca mentira, está registrado en el censo de Venezuela.
- Los que hagan confusa la identificación.
- Los que induzcan en su conjunto a error en cuanto al sexo. Por ejemplo, Jorge en Argentina es habitual como nombre de mujer.
- No se puede imponer al bebé el nombre que ostente uno de sus hermanos, ni su traducción a otras lenguas, a no ser que hubiera fallecido.
Sin embargo, a pesar de que lo dicta la ley, el hecho de ponerle el nombre a un bebé depende más de la práctica que de la teoría. Por ello, la demanda social ha cambiado un poco las normas, flexibilizándolas, y la legislación se ha ido adaptando. Así, aunque antes no estaba permitido, ahora ya se pueden usar diminutivos o variantes familiares. De esto modo, hoy en día se puede recurrir a determinados nombres que tienen mucha tradición en ciertas comunidades autónomas, como es el caso de Pepe y Chimo en la comunidad valenciana.
Por tanto, ya le podemos poner al bebé nombres denominados hipocorísticos (los nombres en diminutivo, en forma abreviada o infantil, que se usan como designación cariñosa, familiar o eufemística) como Charo, Lola, Chelo, Goya, Nacho, Asun, Dani, Anita, Quini, etcétera.
Actualmente, también se aceptan como nombres propios los extranjeros que “no tengan equivalente onomástico usual en las lenguas españolas; los de personajes históricos, mitológicos, legendarios o artísticos que pertenezcan al acervo cultural universal o al de determinada nacionalidad o región española, así como los geográficos que en sí mismos sean apropiados para designar personas”. En definitiva, estaría permitido cualquier nombre, incluso uno inventado, mientras que no incumpla las normas del artículo 54 ya citado.
Si tu pareja y tú no os ponéis de acuerdo, si estáis hartos de que todo el mundo opine y estáis llenos de dudas… que elija el bebé. Poned los papelitos con vuestras opciones en una pequeña bolsa y meted la manita del recién nacido en ella, para que coja uno. Cuando crezca le podréis explicar que la “decisión” fue suya.
En busca del nombre ideal
Evidentemente no hay ningún nombre perfecto, la elección es subjetiva, pero ésta siempre tiene que ser responsable e intentar anticipar posibles burlas o situaciones comprometidas para el niño. Para elegir bien hemos de tener en cuenta:
- La combinación entre el nombre y los apellidos. El conjunto no debe ser malsonante y, preferiblemente, no ha de resultar muy largo. También sería bueno evitar que nombre y apellido rimen (Marzo Zarco), o que el nombre acabe por la misma vocal con la que empieza el apellido (Ana Alonso), porque se tenderán a pronunciar unidos.
- La “equivalencia” en otro idioma. Hay nombres que se escriben igual, pero se pronuncian diferente en otro idioma, como David o Julia.
- El significado. Muchos nombres tienen significados etimológicos muy bonitos, como “la hija del cielo”, “fuente de alegría” o “el hombre valiente”. Pero dejarse guiar por ellos es poco práctico, ya que estos serán desconocidos por la gente y nadie tratará al niño de mejor forma por el significado de su nombre.
- Que el nombre no sea demasiado raro. Además de llamar excesivamente la atención, corremos el riesgo de que este tipo de nombres sean tan difíciles de pronunciar y de escribir que la gente acabe llamando al niño de cualquier otra manera. También puede conllevarle problemas burocráticos. Eso sí, si nuestro hijo tiene un apellido muy común como Gómez o Hernández, es mejor ponerle un nombre algo más original, y viceversa.
- Que diferencie a los distintos hijos. Si vamos a tener gemelos o ya tenemos otro hijo, deberemos buscar nombres completamente distintos, para que no resten personalidad a los niños. No es aconsejable ponerles Adrián y Adriana, por ejemplo.
- Las iniciales. Ya, “rizando el rizo”, podemos procurar que las iniciales no formen palabras comprometidas. Por ejemplo, las de Pablo Ibarra Suáreza, serían P.I.S.
Fotos | Marcos de Madariaga; Scott Sherrill-Mix; Thomas Hawk
[…] cuanto sepamos si es niño o niña podemos llamarle por su nombre, y conviene hacerlo cuanto antes, pues así establecemos un vínculo más estrecho con el […]