A partir de los siete/nueve meses de vida de un bebé y debido a su evolución madurativa motriz y neurológica, ¡empiezan los peligros! Se inicia el desplazamiento autónomo, ya sea gateando o reptando, con lo cual el radio de acción aumenta y los peligros asociados también. Los niños de estas edades exploran su mundo y continúan introduciendo objetos a la boca. Pueden abrir con más facilidad el mobiliario y llegar a lugares donde antes no llegaban por estatura.
A partir de los 12 meses, se convierten en auténticos exploradores, descubren el mundo en que viven y fijan los límites que nosotros le ponemos. Será crucial ser capaz de enseñarles los límites adecuados. Además, caminando la gran mayoría, delimitar los lugares u objetos prohibidos será determinante. Incluso siendo necesario ocultar parte de ellos para evitar las “tentaciones”. Y aunque la represión/limitación es necesaria, el estímulo y la animación han de predominar siempre.
Para ellos, la vida es un disfrute en sus aventuras diarias y el descubrimiento del mundo les aporta una magia especial. En edades posteriores, conocerán los nombres, colores de los objetos animados o inanimados… Y aquí es donde nos detendremos en un punto concreto: las plantas.
Riesgo de anafilaxia
La anafilaxia es una reacción alérgica grave en todo el cuerpo a un químico que se ha convertido en alergeno. Los síntomas aparecen rápidamente y la duración puede ser variable, hasta de unas horas, dependiendo del tratamiento administrado. En algunas anafilaxias puede que reaparezcan los síntomas al cabo de unas horas de la remisión inicial.
La piel es el órgano más frecuentemente afectado en la anfilaxia, hasta en el 80 por ciento de los casos. Los síntomas más típicos son:
- Picor, que muchas veces se inicia en la boca, en las palmas de las manos o en las plantas de los pies; en el conducto auditivo o en los genitales, y que luego se puede generalizar.
- Calor, que ocasionalmente los pacientes describen como sofoco.
- Enrojecimiento de la piel.
- Urticaria, que se caracteriza por habones que producen picor.
- Hinchazón de los párpados, los labios, la cara, los genitales u otras partes del cuerpo, cuando se afecta el tejido subcutáneo.
Tanto el tracto respiratorio superior (nariz, garganta), como el inferior (bronquios), pueden verse complicados en un episodio de anafilaxia. El paciente puede presentar congestión nasal, estornudos, picor nasal, sensación de cuerpo extraño o presión en la garganta (bien por hinchazón de la úvula o campanilla, o por lo que se conoce como edema de glotis, cuando se hincha esta parte de la laringe), ahogo, tos por afectación faríngea, alteración de la voz (voz ronca) o dificultad para tragar.
Si existe una hinchazón importante, a veces se produce salivación que el paciente no puede deglutir. Cuando se afectan los bronquios, se produce un broncoespasmo (una especie de crisis de asma), en la cual se cierran los bronquios, dificultando el paso de aire, dando lugar así a ahogo, tos y sibilantes (silbidos) en el pecho. Un sistema que también puede estar involucrado en las reacciones de anafilaxia es el sistema digestivo. Los síntomas que se producen son náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarreas.
La anafilaxia más grave es cuando se afecta el sistema cardiovascular, que es lo que se conoce como choque anafiláctico. Se puede producir bajada de la presión arterial o hipotensión, taquicardia con la sensación de palpitaciones, o síntomas neurológicos como mareo o pérdida de conocimiento. Los episodios de anafilaxia mortales se producen por afectación respiratoria grave con edema de laringe o broncoespasmo intenso, o bien por afectación cardiovascular con parada cardíaca.
¿Qué se debe hacer ante una anafilaxia?
Cuando aparece un episodio de urticaria aguda con/sin posibilidades de anafilaxia, se debe acudir a un médico o servicio de Urgencias para recibir tratamiento. Se trata con antihistamínicos y en ocasiones, según la gravedad del cuadro, es preciso también emplear corticoides.
Solicita ayuda médica urgente si…
- La lengua o los labios comienzan a hincharse.
- Tiene dificultad para respirar.
- Tiene fiebre superior a 38 grados centígrados.
- Sufre irritación de garganta, tos o cansancio inusual.
- Cuando una erupción que se vuelve cada vez más roja, supurante o dolorosa (síntomas de infección).
- Cuando una erupción le cubra la cara, los genitales y la mayor parte del cuerpo.
- Ante ulceraciones con costra o anillos rojos que comienzan a extenderse.
Fotos | Barry Lenard; Savannah Lewis