La eneuresis es la persistencia de micciones inapropiadas más allá de la edad en la que se alcanza el control vesical (4-5 años como edad extrema). Puede ser diurna, cuando la pérdida involuntaria de orina ocurre durante las horas del día, o nocturna, cuando sucede durante el sueño.
La prevalencia de eneuresis nocturna es del 15 por ciento a los cinco años, cifra que se reduce hasta el 10 por ciento a los siete años.
La eneuresis nocturna se clasifica en primaria, si hay ausencia de período previo de control estable y, secundaria, si hay recurrencia de eneuresis nocturna tras período de control estable de seis meses.
Las causas
Se han propuesto múltiples factores para explicar la etiopatogenia de este proceso. Los más importantes son:
- Factores genéticos: un niño tendrá el doble de probabilidades de sufrir eneuresis si uno de los padres ha tenido eneuresis de niño y, cerca del 80 por ciento de posibilidades si lo han padecido ambos progenitores.
- Retraso en la maduración del sistema nervioso central: puede existir un retraso en la plenitud vesical.
- Capacidad vesical reducida y alteraciones urodinámicas: se considera este caso cuando la vejiga tiene una capacidad reducida y no es capaz de almacenar toda la orina producida durante la noche. Algunos niños tienen un patrón miccional con vaciamiento parcial de la vejiga, por lo que orinan con frecuencia durante el día y tienen eneuresis nocturna al no poder orinar con tanta frecuencia.
- Bacteriuria: es la presencia de bacterias en la orina sin causar síntomas, pero que sí incrementa la gravedad de los síntomas de la eneuresis.
- Apnea obstructiva del sueño: este proceso puede originar una inhibición de la liberación de renina y disminución de aldosterona, pudiendo ocasionar eneuresis tanto en niños como en adultos. La causa más frecuente de apnea del sueño en pediatría es la hipertrofia amigdalar y adenoidea.
La valoración profesional
El diagnóstico de la eneuresis se basará en la historia clínica (anamnesis y examen físico) y en ocasiones de exploraciones complementarias. En la anamnesis se evaluarán los parámetros siguientes:
- Antecedentes familiares de eneuresis.
- Comienzo y patrón de la eneuresis.
- Patrón del sueño.
- Parasomnias.
- Características de la micción.
- Patología médica asociada.
- Síntomas urinarios diurnos.
- Hábito intestinal.
- Factores psicosociales.
Respecto al examen físico, se evaluará la talla, el peso y la presión arterial del niño. Además se le realizará un examen físico completo prestando especial atención al sistema urogenital, neurológico y al sistema gastrointestinal.
Conseguir noches secas
Los objetivos del tratamiento irán dirigidos a conseguir estar seco en el máximo de ocasiones, reducir el número de noches mojadas, reducir el impacto de la eneuresis en el estilo de vida del niño, iniciar la continencia con éxito y evitar las recaídas, con los mínimos efectos adversos.
La edad adecuada para alcanzar la continencia urinaria nocturna son los cinco años, por lo que, a partir de esa edad, se iniciará una actuación con terapia no farmacológica. El tratamiento será inicialmente “motivacional”; ofreciendo una serie de pautas a la familia y realizando un seguimiento.
- Establecer el objetivo: levantarse por la noche e ir al cuatro de baño.
- Ayudar al niño a que asuma responsabilidades.
- Evitar el exceso de líquidos durante las dos horas previas a acostarse.
- Vaciar la vejiga al acostarse.
- Participar con el niño en la limpieza.
- Preservar la autoestima: no castigar ni reñir.
- Proporcionar un sistema para monitorizar los progresos; por ejemplo, el uso de calendarios.
Como terapia conductiva, en caso de necesidad, existen alarmas de eneuresis. Son sistemas que disponen de un sensor y se colocan en el pijama del niño o en contacto con la sábana. La alarma se dispara cuando el electrodo se moja y pretende crear un reflejo condicionado que logre despertar al niño antes de que comience la micción. Esta terapia es segura, aunque precisa de buena colaboración del niño y su familia. La duración media del tratamiento está entre dos a tres meses.
Fotos | Oğuzhan Abdik; ella; Svante Adermark