El estilo de vida de nuestra sociedad y el modelo de familia “nuclear” que reina, no nos facilitan una crianza satisfactoria y saludable, ya que muchas mamás se enfrentan a este camino en tremenda soledad. Siendo cada vez más difícil (por las distancias en las que vivimos y las obligaciones laborales), poder desarrollar la crianza de los hijos contando con el apoyo y acompañamiento de las mujeres de la familia, como se hacía antiguamente. Así, algunas mujeres han decidido buscar ese apoyo fuera del entorno familiar, en los conocidos como “grupos de crianza”.
El apoyo de la tribu
Los niños son los conductores de la sociedad del mañana, por ello, los padres debemos poner el ojo en los valores y creencias que transmitimos a nuestros pequeños. El vínculo que se crea entre ellos y nosotros es la base de su construcción personal. Una manera de crear esa cama de seguridad y confianza para ellos es a través de la crianza con apego, un estilo de interacción y de cuidados parentales respetuosos con el desarrollo y el ritmo específico de cada hijo, basado en el respeto, la empatía y el amor incondicional.
Bajo estas premisas se crean las “tribus de crianza”, familias que se unen para compartir experiencias, expresar sus dudas, miedos y necesidades en un grupo de referencia. Así como acompañarse emocionalmente unos a otros en un ambiente de respeto y comprensión.
Cómo funcionan
Normalmente, estos grupos se crean por iniciativa de las familias, por la inquietud de una o más mamás (o papás) que, ante su maternidad, ha encontrado miedos o dificultades y quieren conectarse con su instinto maternal para no repetir automáticamente ciertas pautas de crianza. Descubriendo así la riqueza de dar respuestas a sus inquietudes al compartir alegrías y tristeza con otros padres.
También nacen de la mano de un profesional que detecta la necesidad en la zona. Estas reuniones se ofrecen en lugares relacionados con la crianza: centros de atención a la mujer, tiendas de productos para bebés, espacios dedicados a la infancia… Generalmente, el grupo se forma a partir de las familias que se van uniendo al mismo tras conocer la propuesta del centro que la organice.
Las reuniones de un grupo de crianza suelen ser encuentros distendidos en los que debe primar la comprensión, la empatía y el respeto mutuo entre los participantes. Lo que se hace en las reuniones es hablar, compartir experiencias, resolver dudas, expresar emociones, desahogarse… y, por supuesto, escuchar. No suelen contar con una rutina predefinida; la dinámica del grupo se genera en función de las necesidades de los participantes.
Cada grupo se organiza a su manera, disponiendo sus reuniones según les convenga. Pueden reunirse una vez a la semana, quincenalmente, mensualmente… Eso sí, suele fijarse un tema principal para la reunión de cada mes (embarazo, parto, puerperio, lactancia, sueño, alimentación complementaria, porteo…) a modo de hilo conductor.
Además, como no podía ser de otro modo, los niños siempre son bienvenidos en los grupos de crianza. Durante las reuniones, los bebés están junto a sus madres y los niños más mayores juegan, exploran y experimentan juntos. Aquí los niños tienen su espacio, tanto físico como emocional.
Tutela profesional
Aunque no siempre ocurre así, por norma general, estos grupos o tribus están tutelados por un profesional: una matrona, un psicólogo, un pediatra… que aportan asesoramiento especializado y ofrecen un marco de referencia en el que los participantes confían; lo cual les da mucha seguridad, ya que, además, ofrecen un acompañamiento emocional muy valioso para el grupo.
También existen grupos tutelados por padres experimentados y cuentan con habilidades comunicativas. Sin olvidar que, quien coordina no está solo en calidad de experto, sino de facilitador.
Todo ello sin olvidar que no existen reglas universales para todas las familias y que cada madre y padre ha de tomar conciencia de su propia realidad y de la de su hijo, acompañándolo y guiándolo en su genuino crecimiento y desarrollo personal siempre con la mano puesta en el corazón.
El regalo de ser partícipe
Aquí tenéis varios de los beneficios de la participación en estos grupos de crianza:
- La madre encuentra en el grupo apoyo emocional en su maternidad. Esto reduce sensiblemente la sensación de soledad que muchas mujeres experimentan al convertirse en madres.
- Por otra parte, las madres encuentran un referente en su crianza, lo cual les aporta seguridad y confianza en sí mismas en cuanto a la crianza de sus hijos.
- Además, el pertenecer a un grupo en el que se te comprende, considera y acompaña incrementa el nivel de bienestar emocional general de las personas.
- Asimismo, la relación con el profesional que dinamiza el grupo ofrece a las madres la oportunidad de resolver dudas y superar miedos asociados a la crianza de sus hijos.
Para los peques es una riqueza el poder compartir con iguales tiempo de juego y ocio, un tesoro demasiado escaso en contextos urbanos. Los grupos de crianza son un espacio idóneo para recrear nuestra maternidad y poder contemplar a nuestros hijos con ojos nuevos.
Los niños de mañana
Para los niños, el incremento del bienestar de las madres es un beneficio en sí mismo. Este tipo de crianza con apego aporta muchos beneficios a la sociedad ya que los niños criados de manera respetuosa aprenden a respetar a los demás, lo cual es un claro beneficio para la sociedad en general, pues promueve relaciones más pacíficas y equilibradas.
Ellos se desarrollan con seguridad en sí mismos y en el mundo que les rodea, lo que incide positivamente en su autoestima, su percepción de autoeficacia y su motivación de logro. De este modo, estas personas tenderán a perseguir y tratar de lograr sus objetivos y a buscar el cambio y la mejora de las circunstancias que les rodean, pues se sentirán capaces de conseguirlo.
Así, hemos de tomar conciencia de que ese otro mundo con el que todos soñamos solo es posible a través de un profundo cambio que ha de venir, en primer lugar, a nivel personal y que este, sea transmitido a nuestros hijos a través de una crianza saludable, amorosa y libre. La mejor manera de conseguir esto siempre será hacerlo en equipo.
Fotos | Sharon Mollerus; Eduardo Merille; SilverStack;