Seguro que lo has visto en más de una ocasión al ir por la calle y puede que hasta te hayas sorprendido. Incluso, puede que hayas escuchado que eso de llevar a los bebés encima, en realidad se llama portear. Algo que parece estar de moda y que lo practican las mamás más modernas. Pero, nada más distante de la verdad. Puede que el término porteo sea nuevo, pero no a lo que hace referencia.
Lo cierto es que esto de cargar a los pequeños mientras no caminan es de toda la vida. No hay que olvidar que los carritos para que los niños vayan tumbados son un invento reciente. Y hasta que no se crearon, los bebés iban, literalmente, a cuestas, en brazos. En muchas ocasiones, las mamás se llevaban a trabajar con ellas a sus hijos al campo. Así nació el porteo.
Aunque no se sabe cuántos años tiene, sí se conoce que es muy antiguo. El porteo es una tradición milenaria que se extiende por todo el mundo. Culturas de todos los continentes, como la africana, han utilizado diferente métodos para poder realizar las tareas a la vez que mantenían a sus pequeño protegidos con ellas. Y todavía hoy hay muchos colectivos que practican el porteo de modo habitual para poder trabajar la tierra, ir a por leña o ir a recoger agua.
Seguro y ergonómico
Sin embargo, el porteo ha provocado hoy un debate con opiniones a favor y en contra: que solo es una moda, que llevar al bebé encima hace menores más dependientes e inseguros, que tiene riesgos para la salud de los niños, que está contraindicado para los recién nacidos… Pero, ¿qué hay de cierto en estas cuestiones?
El porteo es un sistema de transporte seguro, que asegura un contacto constante y una postura adecuada, tanto para el bebé como para el adulto. No tiene límite de edad o peso. Se puede portear a recién nacidos y, en raras ocasiones, es desaconsejable. Eso sí, para que pueda aportar todos sus beneficios, el portabebés utilizado debe ser ergonómico, que respete la fisiología y fisionomía del bebé y del adulto.
Para portear a tu hijo de un modo ergonómico solo hay que seguir una serie de recomendaciones:
- Colocar al bebé en la postura fisiológica. Preferiblemente en posición vertical, ya que los bebés con reflujo van incómodos tumbados. Para una correcta posición de la espalda y caderas, la cadera del bebé ha de ir basculada hacia delante, en forma de C, parcialmente apoyado en el adulto.
- El portabebé ha de ir bien tenso, dando apoyo a todos los puntos de la espalda.
- La cabeza del recién nacido o de un bebé dormido ha de ir firme, pero suavemente sujeta contra el cuerpo del adulto.
- La barbilla tiene que ir separada del esternón para evitar riesgo de asfixia. En la nariz del bebé ha de haber espacio para que circule el aire, incluso si el bebé va con la frente apoyada en el adulto.
- La región abdominal del bebé ha de estar en contacto con el cuerpo del adulto, nunca el costado o la espalda.
- La cara del bebé siempre tiene que estar visible. El adulto ha de estar muy pendiente de que la boca y la nariz no pegan contra el cuerpo del adulto y de que la respiración del bebé es rítmica.
Errores al portear
Lo que nunca se debe hacer es portear al bebé de forma que vaya colgado sobre sus genitales (una parte del cuerpo muy sensible, que no está preparada para soportar tanto peso, por lo que puede sufrir daños a largo plazo). Además, puede hacer que la zona se irrite.
La postura ergonómica es con la espalda en forma de C, igual que en el útero materno y sentado de tal manera que todo el peso recae sobre su culete; sus piernas están flexionadas, las rodillas quedan a la altura de su ombligo formando una M con respecto a su culete, lo que se conoce como posición ranita; una posición no solo cómoda, sino totalmente respetuosa con su fisionomía, que además garantiza el correcto desarrollo de su espalda, cadera y piernas. Así, se evita el riesgo de que sufra displaxia de cadera.
Otro error bastante frecuente es portear al bebé con la cara pegada a la barriga de la mamá en lugar de sobre el pecho (o a la altura del escote). De esta manera el bebé no tiene contacto visual con su madre y esta posición dificulta su respiración.
Y el tercer error más común es llevar al bebé mirando hacia el frente. En esta posición pones a su disposición una serie de estímulos que un bebé no está capacitado aún para percibirlos de manera constante. Además, si desea dormir es probable que no pueda, no solo debido a la variedad de estímulos que percibe, sino también por la posición en la que está colocado.
Beneficios compartidos
Llevar al bebé pegado al cuerpo armoniza su respiración, temperatura, latidos del corazón y movimientos con los de quien lo portea, bien sea la madre o el padre. Durante el primer año de vida, el bebé necesita contacto, mientras más mejor, ya que, aparte de hacerle sentir confortable y seguro, estimula su desarrollo neurológico. Además, el movimiento del porteo favorece la expulsión de gases y el desarrollo de los sistemas respiratorios y digestivo, reduciendo los cólicos y los llantos.
Por otra parte, se mejora el desarrollo óseo, ya que en los portabebés mantienen una buena postura tanto de espalda como de las piernas. También procura a los niños numerosos estímulos emocionales, sensoriales, afectivos y cognitivos, ya que el porteo hace que los padres acaricien, hablen y cante a los bebés más a menudo.
No hay que olvidar que también tiene beneficios para los porteadores: Como el porteo pueden practicarlo tanto los papás como las mamás se favorece una relación más íntima entre padres e hijos. Aumenta la comunicación reforzando los lazos de unión entre el adulto y el recién nacido. En ocasiones, los padres pueden sentirse desplazados tras el parto dado el estrecho vínculo que se establece entre la madre y el neonato. El uso del portabebés por parte de los padres les hace sentirse más integrados en ese círculo.
La lactancia se hace más sencilla por diferentes cuestiones, ya que al estar más cerca del pecho se inicia con más facilidad, del mismo modo la proximidad aumenta la producción de oxitocina y se detectan antes las necesidades del bebé, sin necesidad de que llegue al llanto para pedir lo que requiere. Y por supuesto, permite que el adulto pueda realizar otras actividades sin alejarse del bebé.
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