El chupete es una buena forma de satisfacer el reflejo natural de succión del bebé y es mejor para él que chuparse el dedo. Además, diversos estudios han demostrado que la utilización del chupete, junto a otras medidas, es beneficiosa para impedir la muerte súbita del lactante. Dada la importancia de este complemento, lo mejor será aprender a darle un buen uso a través de estas ocho claves que os dejo a continuación.
1. ¿Cuándo puede empezar a usarlo?
El uso del chupete no se aconseja las tres primeras semanas de vida, ya que puede interferir en la lactancia. Succionarlo cansa al recién nacido, y luego no tiene fuerza para mamar del pecho. A partir de entonces, se puede empezar a utilizar.
2. ¿Cómo debe ser el chupete adecuado?
Ni muy grande, ni muy pequeño; se debe ajustar a la boca del niño para permitirle respirar bien. Al principio es recomendable que sea anatómico. De hecho, las marcas cada vez lo hacen con formas más adaptadas al paladar del bebé, para evitar deformaciones. Lo que sí es recomendable es que tenga orificios de ventilación, lo que evitará el riesgo de asfixia.
3. La tetina, ¿de látex o de silicona?
El látex es una goma natural, resistente y elástica que tiende a absorber los olores. Si eliges esta opción, habrá que cambiar el chupete a menudo. Por su parte, la silicona también es blanda y elástica, pero menos resistente, por lo que está más indicada para bebés más pequeños, sin dientes.
Escoge la que mejor se ajuste a tus necesidades, pero ten en cuenta que, según la normativa europea, la tetina no debe tener una longitud superior a los 30 milímetros.
4. ¿Es normal que no quiera el chupete?
Aunque es habitual que el bebé tenga un reflejo de succión e intente satisfacerlo, muchos niños escupen el chupete y no lo necesitan. No pasa nada y no hay que obligarles a que lo utilicen. Eso sí, tendremos que asegurarnos de que el sustituto no sea el dedo, porque este sí que será más difícil de dejar de usar y puede derivar en problemas bucodentales.
5. ¿Cómo se limpia?
Antes del primer uso, deberemos esterilizarlo y seguir con esta práctica al menos, cada dos días. Sí, al acabar de esterilizarlo, se cae al suelo de casa, podemos lavarlo simplemente con agua y jabón. Cuando el chupete ya esté muy desgastado (pudiendo incluso presentar riesgo de rotura) debemos cambiarlo; más o menos cada dos meses.
6. ¿Su uso es perjudicial para el lenguaje?
Algunas investigaciones así lo indican, por lo que lo más adecuado es limitar su uso durante el día. Podemos dejárselo al niño en momentos puntuales, pero mientras esté entretenido y no lo necesite para tranquilizarse, es mejor quitárselo. Así nada impedirá que pueda ir diciendo sus primeras palabras y gorjeos.
7. ¿Cuándo debe prescindir de su uso?
Aproximadamente en la segunda mitad del primer año deberemos comenzar a limitar su uso. También es importante que se lo quitemos cuando empiece a ir a la guardería, ya que puede intercambiarlo con otros niños y coger así infecciones contagiosas. A los dos años, aproximadamente, ya no debería usarlo.
8. ¿Cómo quitárselo cuando llegue el momento?
Es preferible quitarle el chupete de una vez, en lugar de paulatinamente. Una vez tomada la decisión, lo importante es no sucumbir y volver a dárselo. Incluso podemos esconderlo y decirle que “ya no está”. Normalmente, pasada la primera semana de inquietud, el niño se olvidará de él.
Foto | Alipyon