Para explorar las caderas del bebé hay varias maniobras con las que el neonatólogo puede detectar si existe alguna anomalía en las mismas o, por el contrario, la situación es normal.
Para llevarlas a cabo, el profesional médico coloca al recién nacido desnudo y boca arriba sobre una colchoneta de exploración. La maniobra mas sencilla para diagnosticar la displasia de cadera es la de Ortolani-Barlow, que consiste en aproximar una rodilla hacia la otra y empujar con delicadeza el fémur hacia abajo, haciendo presión en la rodilla; y, al llegar al tope, separar la rodilla, sin forzarla mucho, en dirección a la colchoneta de exploración.
Si hay displasia de la cadera se notará que la cabeza del fémur se sale de la articulación y, al tratar de meterla otra vez en la misma, haciendo presión con el dedo índice y el medio; se aprecia que la cabeza pasa por una especie de rodete. A veces se oye a la cabeza del fémur entrar y salir de la articulación, escuchándose un clic.
Además de la maniobra de Ortolani-Barlow, para diagnosticar el problema de forma eficaz se utiliza la ecografía; para ello se coloca al recién nacido boca arriba, sin pañal y se le aplica un gel especial para que el transductor cumpla su misión ecosonográfica.
El radiólogo lo moverá sobre las caderas de una forma específica para buscar la posible anomalía y medir la cobertura de la cabeza femoral. Son unas maniobras indoloras y no se necesita ninguna preparación anterior.
En el caso de la luxación o luxabilidad congénita de la cadera, lo que se aprecia con la ecografía es una mala relación de la cabeza femoral con el cótilo (cavidad articular) donde debe estar alojada.
Imagen: elsiglodetorreon