Algo muy común en niños pequeños es que se les obstruya el canal del lagrimal provocando secreciones en el ojo espesas de color amarillento o verdoso. A esto se le llama estenosis ocular. Esto se produce sencillamente, por que el canal del lagrimal es muy estrecho y esto da lugar a que las lágrimas queden retenidas y salgan después por el ojo.
Por regla general, el problema de obstrucción del canal lagrimal, desaparecerá por sí solo durante el primer año de vida del bebé. Aunque no es importante, siempre se debe consultar el problema con el pediatra, para descartar posibles complicaciones. Además, al ser algo con síntomas similares a la conjuntivitis, podría confundirse con esta otra enfermedad.
Por regla general, se aconsejará masajear varias veces al día el lagrimal con la yema del dedo (siempre con las manos muy limpias). En algunos casos, el oftalmólogo podría llegar a aconsejar agrandar la apertura del drenaje del lagrimal utilizando para ello una fina sonda que se introducirá en el tracto lagrimal.
Esta técnica no es habitual, ya que se suele llevar a cabo en aquellos casos en los que el problema no remite y, como ya decíamos, la obstrucción tiende a desaparecer antes del año, más aún cuando se realiza el mencionado masaje (aconsejamos consultar con un oftalmólogo la forma de realizar estos masajes, ya que, aunque es algo sencillo, siempre es mejor asegurarse de cómo hacerlos).
También habrá casos, en los que el especialista pueda llegar a recetar algún colirio o alguna crema específica para esto, pero volvemos a hacer hincapié, en que solo el médico es el que deberá recetar cualquier fármaco (aun cuando se dé el caso de que al primito del niño le haya ido genial con un tratamiento).
Imagen: meagan.