Cada día, nuestros niños recorren la ciudad a pie, expuestos a pasos de peatones, semáforos, distintas señales viales y de circulación, y al caótico tráfico de la urbe. Enseñarles a caminar seguros cuanto antes es, por tanto, fundamental. Pero la educación vial es mucho más que eso, es una cuestión principalmente de comportamientos y conductas y, por ello, es primordial que, desde el primer momento, los niños tengan una educación dirigida a saber comportarse y moverse de forma segura en su entorno, ya sea como peatones, ocupantes de un vehículo o conductores de bicicletas.
El objetivo es que en el futuro sean buenos conductores, tengan una actitud positiva frente al tráfico y se comporten de una manera segura y responsable.
Con todo ello lograremos una valiosa educación en conocimientos y, también, en valores que, además, evitarán muchos accidentes que podrían traer graves consecuencias.
Para que nuestros hijos vayan interiorizando las normas y los comportamientos adecuados en cuanto a la seguridad vial hay que comenzar a enseñarles las primeras nociones cuanto antes. De hecho, en las edades más tempranas es cuando son más receptivos y se conciencian más fácilmente de la importancia de estos aprendizajes. Habrá que ir adecuando los aprendizajes paulatinamente, según las capacidades de los pequeños.
A partir de los dos o tres años un niño ya es capaz de diferenciar el muñeco rojo del verde en un semáforo e, incluso, su significado. Luego, paulatinamente, es fundamental ir definiendo qué conductas viales están bien y cuáles están mal e ir incorporando, poco a poco, enseñanzas para saber utilizar la calle con seguridad.
El aprendizaje de las señales de tráfico, en cuanto a su significado, tiene mayor sentido en edades superiores, por ejemplo, cuando el niño comienza a usar la bicicleta. No obstante, en educación infantil los niños ya utilizan algunas señales por la asociación e identificación de formas y colores.
Lo padres (y otros cuidadores principales de los niños) se convierten, de este modo, en los primeros educadores viales. Son los encargados de trasladar a los pequeños los conocimientos necesarios y, lo que es más importante, de comportarse como un ejemplo para ellos. Un niño que ve a sus padres utilizar el cinturón de seguridad y comportarse de una forma positiva frente a las normas de circulación es muy probable que sea un conductor seguro en el futuro.
En el vial, como en los demás ámbitos de la vida, los padres son el espejo donde se miran los niños.
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