Los niños que rondan los dos años, ya son conscientes de muchas cosas, comienzan a entender lo que ocurre a su alrededor y empiezan a sentir los clásicos miedos.
Si hay un miedo que es habitual prácticamente en todos, es el miedo a estar a oscuras, sobre todo por la noche, momento en el que no quieren dormir solos ni que se apague la luz de su habitación. Estos episodios no son preocupantes, de hecho es muy probable que desaparezcan cuando los padres menos se lo esperen, pero sí puede ser algo cansado y estresante para padres e hijos, ya que es muy posible que el niño, aunque se haya dormido bien, se despierte cada dos por tres durante la noche y ningún miembro de la familia descanse como debería.
Como todo con los niños en esta etapa habrá que armarse de paciencia y poner algunos remedios, como colocar un quitamiedos (lamparita de poca luz) en su habitación, para que ésta no esté totalmente a oscuras. Otro detalle que habrá que tener en cuenta, es no cambiar sus ritmos, puesto que una rutina diaria les ayuda a tener una mayor confianza y les dará seguridad. Y para aquellos que, como decíamos, se despiertan durante la noche, no pasará nada por dejarlos dormir en la habitación de los padres, puesto que lo más probable (si ya había cogido el hábito de dormir en su propia habitación) es que cualquier día comience a no despertarse y a dormir del tirón en su cama o cuna.
Por otro lado, si el problema es que no hay forma de dejarlo solo en su habitación cuando llega la hora de dormir, no estará de más hacer que ese momento les resulte agradable. Por ejemplo, el padre o madre puede meterse en la cama con él, leerle un cuento, cantarle una nana, utilizando una luz tenue y un tono de voz suave, para que el niño consiga estar tranquilo antes de que llegue el momento de quedarse solo.