En un momento u otro, lo más habitual es que los niños terminen pidiendo tener una mascota. Cuando llegue ese día, muchos padres se echarán las manos a la cabeza, y empezarán a asaltarles las preguntas como… ¿está el niño preparado para cuidar de un animal? Antes de acceder a la petición, los padres deben mentalizarse de que serán ellos los que cuiden de la mascota, de nada valdrá decirles que serán ellos que los que se encargarán de ellos, porque finalmente será papá o mamá el que termine cargando con la responsabilidad. No obstante, sí hay que involucrarlos en la medida de posible en todos los cuidados, teniendo en cuenta la edad del niño y sus posibilidades.
Una vez se tiene claro que la mascota entrará en casa, habrá que elegir cuál es el animal elegido. Por supuesto, el animal más solicitado es el perro, pero un perro conlleva mucho trabajo. El más importante, es que habrá que sacarlo dos o tres veces al día, seguido de otros como bañarlo, llevarlo al veterinario, recoger los pelos de la casa, educarlo para que se acostumbre a no ladrar (y por tanto, evitar que moleste a los vecinos), etcétera. En conclusión, un perro necesitará que los padres, o al menos uno de ellos, esté pendiente del animal, por lo que no resulta muy apropiado para familias que no andan muy sobradas de tiempo.
Como el perro necesita mucha atención, el siguiente animal en el que se piensa es en el gato. Otra excelente elección, que evitará tener que salir de casa, como ocurriría con el perro. Sin embargo, la gran cantidad de pelo que sueltan, los arañazos en muebles o sillones, el contar en casa con poco sitio para colocar la caja de la arena, entre otros factores, también pueden hacer que los padres no lo vean como la mascota más adecuada.
Entonces… ¿qué mascota elegir? En la siguiente entrada hablaremos de los pros de tener un conejo como mascota.
Imagen: The National Guard