No es una enfermedad contagiosa, ya que no está producida por un agente infeccioso. Esta idea procede del siglo XVIII, en el que el paciente con psoriasis era confundido con el paciente que padecía lepra.
Los niños que desarrollan psoriasis llevan la enfermedad en los genes. Sin embargo, estos genes, suelen estar inactivos, razón por la cual en muchos casos, a pesar de llevar la enfermedad en la sangre, ésta no llega a manifestarse.
Los principales activadores de los genes son muy variados. En los niños, el estrés social es el principal factor que activa la enfermedad. En segundo lugar, las frecuentes infecciones de garganta que padecen los niños en sus primeros años de vida son también consideradas importantes activadoras de la enfermedad. Así, es común recibir en consulta a padres preocupados por el desarrollo de placas de psoriasis tras tres o cuatro días de un proceso gripal.
Hoy se sabe que la psoriasis es una enfermedad determinada genéticamente. Se trata de una patología que puede heredarse de padres a hijos, aunque no siempre ocurre, tal y como se ha estudiado en casos familiares.
Un tercio de los pacientes con psoriasis tiene algún familiar afectado y en niños esta proporción es discretamente superior. Así, el riesgo de heredar psoriasis si uno o los dos padres la padecen es del 24 y 65% respectivamente. Si además hay un hermano afectado, el riesgo aumenta hasta un 83%. En estos casos, la edad de inicio de la psoriasis en el niño depende de la edad de inicio de los padres.
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