Muchas parejas deciden tener más de un hijo para dar un hermanito a su primer retoño y que éste no se sienta solo. Sin embargo, la opinión de los especialistas es bastante clara al respecto: El hecho de que el hijo único se sienta solo va a depender sobre todo de la actitud de sus propios padres.
Si los papás consiguen ejercer un acompañamiento adecuado del niño, lo que se llama en psicología acompañamiento positivo, el niño aprenderá a vivir su situación con naturalidad y, sobre todo y lo más importante, a disfrutar de sus propios espacios únicos.
Además de los momentos en que el niño debe disfrutar de la atención y la compañía de sus progenitores, el pequeño también querrá estar con otros niños. En este sentido, los amigos del colegio, la guardería o los compañeros del parque acabarán satisfaciendo esta necesidad de compañía.
Por otro lado, si se vive con naturalidad, los niños que están solos, aprenderán a disfrutar de sus momentos a solas y jugarán, leerán y aprenderán a divertirse y a ocupar su ocio con actividades sólo de ellos. De este modo vivirán la situación con total comodidad y no identificarán su situación con algo anormal o tedioso.
Está claro que los chicos necesitan también momentos con otros niños y aquí la labor de los padres será estimular su vida social. Para ello organizarán actividades con otros niños, amigos, primos, familiares. De este modo, el hijo único también disfrutará de actividades en compañía.
Por cierto, en el momento en que el hijo único está con sus progenitores, no basta únicamente con que estén juntos. Resultará primordial que los padres se esfuercen porque esos momentos en familia sean de verdadera calidad y establezca lazos entrañables y afectivamente positivos.
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