Otro factor es que se busca la transformación de la autoridad del marido y por lo tanto del padre. Éste deja de ser el regulador de las relaciones familiares. El padre ya no es aquel que tiene el poder total y absoluto sobre el grupo doméstico (mujer e hijos), tampoco aquel que solamente se encarga de transmitir normas y habilidades. En paralelo, crece la “plusvalía emocional” del padre, es decir, de la distribución de afectos y emociones.
Pero hay más causas de este nuevo fenómeno social. La incorporación de la mujer al mundo laboral y la flexibilidad de roles de género están modificando también el papel principal del padre como proveedor del sustento económico y el de la madre como rol cuidador.
Factores que han dado lugar a un nuevo modelo de paternidad. La figura paterna camina hacia la asunción de sus responsabilidades en la procreación. Se verá forzado por las circunstancias, ya que las parejas heterosexuales precisan compartir e ir eliminando las desigualdades que se producen al enfrentarse a la vida laboral de ambos miembros de la pareja.
Y es que a los nuevos padres se les abre un nuevo mundo cuando miran a sus hijos con una mirada más cercana y emotiva. Dejar atrás ese inmovilismo paterno cargado de normas, castigos y carencia de afectos está cargado de múltiples beneficios para padres e hijos.
Imagen: idiva
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