Resulta más común de lo que se piensa y su nombre científico es sialorrea, una producción excesiva de saliva que puede incluso llegar a provocar otros síntomas en la futura mamá. En algunas mujeres embarazadas, ese exceso de salivación puede ir acompañado de náuseas y vómitos. En otras, la saliva es tan abundante que la mujer se ve obligada a escupir frecuentemente para sentir alivio.
La sialorrea suele remitir hacia el final del tercer trimestre de embarazo y al parecer está producida por el ya archiconocido cambio hormonal del periodo de gestación. Aunque molesto, el exceso de saliva no es preocupante a no ser que vaya también asociado a la hiperemesis gravídica, una complicación poco frecuente y que suele afectar a menos del 1% de las embarazadas, en especial a mamás primerizas y adolescentes.
En este caso, el excesivo saliveo está vinculado a una náusea muy persistente que empuja a la gestante a vomitar con demasiada frecuencia, entre 5 y 10 veces diarias, lo que conduce a la mujer a un cuadro de deshidratación aguda, que el médico ha de controlar mediante suero intravenoso.
Sin embargo, en el caso más frecuente, el de una sialorrea común, el exceso puede deberse a que produces más saliva o a que, debido principalmente a los vómitos, tragas menos de la que fabrica. Las dos razones también pueden ir unidas.
Lo peor de la noticia es que no se puede hacer mucho para evitar las molestias que conlleva el exceso de saliva, aunque sí que puedes conseguir un poco de alivio con algunas sencillas recomendaciones. Entre ellas está el cepillar los dientes y usar enjuague bucal, en cuanto sientes que comienza la sensación; masticar un chicle mentolado sin azúcar; hacer varias comidas pequeñas y espaciadas; beber frecuentes y pequeños sorbos de agua…
De todos modos, si aún así no encuentras consuelo y tampoco puedes tragarla, escupe el exceso en un pañuelo, pero asegúrate de reponer el líquido y no quedar deshidratada.