El mercado de los juguetes adquiere tal dimensión, que es verdaderamente difícil decidir cual será el más adecuado para nuestro hijos. Hay expertos que afirman que cada niño tiene su juguete perfecto, si bien, la gravedad del problema reside en tomar la decisión de cual regalarles. Una observación de los padres hacia sus hijos ayudará a anticiparse a sus necesidades. Además, el menor debe ayudar en ello, reflexionando que juguete desea, ayudándose así a disfrutar más de él, evitando los bajos impulsos de posesión vinculados a la publicidad que ven, entre otros medios, en televisión.
A mayor deseo de tener el regalo, e incluso el propio esfuerzo que suponga conseguirlo, mayor será la recompensa. Los juguetes deben tener concordancia en edad y género del niño, deben ser capaces de potenciar sus habilidades y de una manera primordial, la imaginación y la creatividad, ambas, funciones básicas del juego en la infancia.
Para bebes de hasta seis meses de edad, los juguetes necesarios son los que ayudan a descubrir su propio cuerpo y distinguir texturas, formas y colores (sonajeros, móviles para la cuna, mordedores, alfombras de actividades, etc.). Entre siete meses y el año, algo que le estimule a explorar y reconocer voces (pelotas, muñecos de trapo y juguetes sonoros).
Es ya a partir del año, cuando los más pequeños empiezan a interesarse por su entorno, momento adecuado en el que los padres deben tener en cuenta lo que les piden ellos mismos, intentando respetar sus deseos (siempre que no sean objetos peligrosos y sean adecuados a su edad).
Los jóvenes adolescentes son quizás los más complicados, ya que son por regla general más exigentes, pidiendo a veces regalos más caros, en lo que los expertos aconsejan que sea un único regalo.
Imagen: MunicipioPinas