Es totalmente normal la presencia de cierta cantidad de aire en el aparato digestivo, ya sea por el aire tragado, o por la acción de las bacterias del intestino que fermentan los alimentos digeridos, produciendo gases. Normalmente no tiene porqué haber problemas, pero puede que este gas intestinal no sea bien tolerado por el niño y empiecen las molestias. En algunas personas la movilización del aire es más lenta de lo normal y se puede producir esa acumulación que provoca distensión abdominal.
Así, vamos a intentar prevenir toda esta incomodidad que puede reducir considerablemente el bienestar de nuestros hijos. En el ámbito alimentario puede estar la clave.
El meteorismo se produce fundamentalmente por:
- Tragar demasiado aire: el niño traga demasiado aire durante la alimentación o existe una alteración de la respiración nasal, que lleva a hacer respirar por la boca (como las vegetaciones). Para minimizar esto es importante que, en el caso del bebé, se procure una técnica alimentaria correcta. La buena succión, tanto en la lactancia natural como en la artificial, es esencial. En cuanto a niños más mayores, tendremos que cuidar su alimentación, intentando limitar ciertos alimentos y bebidas.
- La acción de las bacterias intestinales: éstas fermentan los hidratos de carbono y las proteínas de los alimentos produciendo, principalmente, dióxido de carbono e hidrógeno.
A causa de todo esto, podemos observar que nuestro hijo tiene el abdomen hinchado, comienza a quedarse de dolor más o menos intenso, presenta ruidos intestinales, retortijones o cólicos, así como expulsión continuada de gases, tanto por el recto (flatulencia), como en forma de eructos.
Imagen: saluspot
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