¿Qué es una reacción alérgica?
Es una respuesta del sistema inmunológico ante una falsa alarma. Cuando un niño alérgico se pone en contacto con un alergeno, su sistema inmune lo identifica como un invasor y se dispone a atacar. Lo hace generando una gran cantidad de anticuerpo, que se encuentra en la sangre unida a la superficie de nuestras células, llamado inmunoglobulina E o IgE.
Cuando las células (mastocitos) situadas en las mucosas entran en contacto con el polen, liberan mediadores como reacción. El más importante de estos es la histamina que es la causante del picor, el goteo nasal…
¿Qué plantas son más alergénicas?
En España las plantas responsables de un mayor número de alergias al polen son las gramíneas. Estas plantas son las que crecen en los solares abandonados, en las cunetas de las carreteras o en las praderas sin cultivar.
¿Cuáles son sus síntomas?
El más frecuente es el estornudo, acompañado de goteo o de bloqueo nasal. Los síntomas nasales se acompañan de picor, lagrimeo de ojos, ojeras alérgicas y el llamado saludo alérgico (los niños se frotan la nariz permanentemente hacia arriba, provocando una marca horizontal en la misma). En algunos niños, los pólenes provocan crisis de asma, que es un problema más grave.
¿Cómo se diagnostica?
Existen dos formas: la primera es reproducir la reacción alérgica en la piel poniendo en contacto el alergeno sospechoso con una capa profunda de la misma. Se hace depositando una gota de un concentrado de polen sobre el antebrazo y atravesando la gota y la piel con una lanceta. Si hay reacción alérgica, se producirá una roncha que tendrá más de tres milímetros de diámetro. Normalmente se prueban varios pólenes para distinguir cuál o cuáles son los responsables de los síntomas. A esta prueba se le llama “prick test” (prueba del pinchazo).
Otra forma de conocer una alergia al polen es medir la cantidad de IgE específica para un determinado polen en la sangre del niño.
¿Cuál es el tratamiento?
Hay formas para evadir los pólenes como no salir a la calle por la mañana, cuando la concentración de pólenes en el aire es más alta -los días soleados y ventosos son los más problemáticos-; utilizar aire acondicionado y filtros de aire en la casa y en el coche y evitar irritantes (polvo, insecticidas en spray, humo, polución atmosférica, olores fuertes) mientras se está en la estación polínica.
Los medicamentos para el tratamiento de los problemas alérgicos de nariz y ojos son los antihistamínicos y los antiinflamatorios nasales (corticoides fundamentalmente). Para el asma, los medicamentos principales son los broncodilatadores y los antiinflamatorios. Tanto para la rinitis como para el asma pueden usarse combinaciones de varios fármacos. Las vacunas antialergénicas pueden estar indicadas en determinados casos.
Foto | Ángel Hernansáez