Un embarazo múltiple es aquel en el que se desarrolla más de un feto. Esto se produce como resultado de la fecundación de dos o más óvulos, o cuando un óvulo se divide, dando como resultado gemelos genéticamente idénticos.
Gemelos monocigóticos
Son dos bebés que se forman a partir de un mismo cigoto, es decir, de la misma célula constituida de la unión del espermatozoide con el óvulo. El cigoto se divide en dos partes idénticas y da lugar a dos bebés que coinciden en sexo, cromosomas, grupo sanguíneo y rasgos físicos.
Mellizos o gemelos dicigóticos
Los dos bebés se desarrollan a partir de dos cigotos diferentes, debido a que dos espermatozoides fecundan dos óvulos al mismo tiempo. Las similitudes entre ellos son las habituales entre cualquier par de hermanos (pueden ser de distinto sexo y no tienen por qué compartir grupo sanguíneo). Este caso es más común que el anterior.
Trillizos, cuatrillizos…
Tres o más espermatozoides fecundan óvulos distintos, como pasa con los mellizos. Estos casos son menos frecuentes, pero en las últimas décadas, su número ha aumentado debido a las técnicas de fertilización asistida, lo que motiva que en la actualidad se tomen medidas con el fin de reducir esas cifras.
Los embarazos múltiples son de alto riesgo, porque pueden surgir más complicaciones para la mamá y para los fetos. Además, los síntomas propios se intensifican cuando la gestación es múltiple: las futuras mamás suelen tener más náuseas y vómitos, ardores, dolores de ciática, más cansancio.
Las mujeres con embarazo múltiple pueden sufrir más complicaciones como diabetes gestacional y preeclamsia, por lo que durante los nueve meses de la gestación deben descansar y mantener a raya el estrés para evitar que los bebés nazcan antes de tiempo.
Aumenta el número de embarazos múltiples en España – Complicaciones de los embarazos múltiples
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