El mayor regalo que los padres pueden hacer a sus hijos es dotarles de herramientas necesarias para ser felices. La felicidad es la principal misión de cualquier persona, una inercia del corazón. Los niños son muy receptivos ante el aprendizaje a todos los niveles. También a nivel emocional. Por ello, es un objetivo importante que los padres enseñan a sus hijos a pensar en positivo. ¿Cómo lograr el objetivo de ser positivo?
1. En primer lugar, existen actividades que estimulan la mente de los peques y son idóneas para promover el optimismo. Por ejemplo, hacer excursiones al aire libre, pasear por zonas verdes de la ciudad, compartir tiempo de juegos en el parque…
2. El cine es una excelente herramienta pedagógica. Por tanto, selecciona títulos de películas que ofrezcan un mensaje bonito para los niños. Después, podéis comentar las películas en común.
3. Existe una rutina familiar básica que conviene reforzar. Por ejemplo, es importante comer y cenar en familia, tomando este tiempo como el momento ideal para compartir impresiones en común sobre cómo ha ido la jornada. El optimismo se respira en el ambiente a través de un clima de diálogo y apertura.
4. Existen errores que los adultos deben evitar. Por ejemplo, no es conveniente criticar a terceras personas delante de los niños. Enseña a tu hijo a valorar lo bueno de cada ser humano poniendo la atención en las virtudes.
5. Motiva a tu hijo para que se esfuerce por conseguir nuevos retos. Cuando se encuentre con un obstáculo en el camino ayúdale a encontrar un plan B.
6. El pensamiento positivo se transmite a través de muestras de cariño universales como un abrazo, un beso, un piropo y una palabra bonita.
Foto – Diego López