Las personas perfeccionistas no lo son en un área en concreto de su vida sino que muestran su modo de ser en distintas parcelas. De esta forma, las mujeres que son exigentes consigo mismas tienen muchas posibilidades de ser también exigentes como madres. El perfeccionismo se asocia con frecuencia de una forma equivocada con un defecto bueno cuando en realidad, el perfeccionismo está asociado con altas dosis de ansiedad, frustración, malestar interior, emociones desagradables y sensación de que la realidad nunca es como uno desea y de que una misma nunca está a la altura de las circunstancias. El primer paso para superar el perfeccionismo es identificarlo: ¿Cómo saber si eres una madre perfeccionista? ¿Cuáles son los rasgos de este modo de ser?
En primer lugar, las madres perfeccionistas son aquellas que asocian su valía personal con la ocupación. Es decir, son personas que en raras ocasiones delegan, están la mayor parte del tiempo ocupadas y no se permiten decir que están cansadas. Las madres perfeccionistas tienen una alta actividad porque han interiorizado la idea equivocada de asociar su valía con los resultados.
Otro rasgo de madre perfeccionista es el sentimiento de insatisfacción crónica que existe en el corazón. Por bonito que sea el momento siempre existe un pero, algo que no es tan ideal. Y en ese caso, la madre perfeccionista se caracteriza por poner su atención en ese pero en lugar de en todo lo bello que ha vivido en ese instante.
Las madres perfeccionistas aspiran a tener la máxima planificación en su rutina cotidiana porque cualquier mínimo error se convierte en una fuente de malestar. Quieren tenerlo todo bajo control, sin embargo, se dan cuenta de que no pueden porque la rutina de un bebé no es cien por cien previsible y se culpan por ello.
Foto – Cosmo Belleza
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Las madres siempre hacen lo mejor para nosotros, aunque a veces no estemos muy de acuerdo con algunas cosas que nos dicen, siempre es por nuestro bien. ¡Un beso enorme a todas las madres perfeccionistas del mundo!