El primer embarazo de una mujer es fuente de no pocas dudas, temores e inquietudes para ella respecto a sus cuidados, los riesgos, las conductas a adoptar y a rechazar y el final del mismo, con el nacimiento del bebé. Pero cuando pasa el tiempo y se plantea un nuevo embarazo, aparecen una serie de nuevas consideraciones sobre la situación, ya conocida, pero con otra serie de novedades.
Las mujeres con experiencia de embarazos y partos anteriores suelen referir que hay más conocimiento de los cambios fiosológicos, pero mayor miedo ante los posibles problemas. Experiencia, por tanto, en sentido positivo (la veteranía, en este caso, también es un grado), pero mayores precauciones de que algo pueda no ir bien del todo.
¿Cuál sería la duración adecuada mínimo del periodo entre dos embarazos? Es lo que los expertos denominan “periodo intergenésico” y aunque existen distintas opiniones, la mayoritaria es establecer en dos años el tiempo mínimo recomendable para afrontar un nuevo embarazo con las mayores garantías.
Esto no quiere decir que el cuerpo femenino no pueda asumir mucho antes otra gestación, puesto que, desde que se reanudan las ovulaciones, es posible fisológicamente la producción de un embarazo. Pero en términos ideales, para conseguir las condiciones óptimas, sería adecuado esperar ese tiempo. Desde luego, si la mujer está lactando, es altamente aconsejable evitar una nueva gestación, por lo que es necesario adoptar un adecuado método de anticoncepción para evitar sorpresas.
Una vez que te vuelvas a quedar embaraza, verás como muchas situaciones que eran nuevas en la primera gestación, ya son conocidas en esta segunda ocasión. Eso inspira mayor tranquilidad y confianza y llevar todo con mayor calma.
Estarás familiarizada con la sintomatología considerada como normal y conocerás muchos de los remedios adecuados para la misma. Por tanto, te será más fácil practicar los autocuidados necesarios en un embarazo.
La pauta de alimentación correcta tiene el precedente del adecuado aumento de peso de la gestación anterior, lo que te permite implantar los hábitos dietéticos para una correcta nutrición sin excesos en el aumento de peso.
Sin embargo, el resultado de los embarazos previos y el desarrollo que hayan tenido, influirá en las perspectivas de la nueva gestación. Determinadas patologías obstétricas como las malposiciones de la placenta, el retardo del crecimiento intrauterino, la prematuridad o la diabetes gestacional tienen una predisposición a repetirse en un nuevo embarazo.
También es factor condicionante la forma de terminación del parto. Si ésta fue mediante una intervención cesárea, el riesgo de practicar otra cesárea será porcentualmente más alto, aunque con un buen manejo del parto y sin patologías asociadas, es posible conseguir un parto vaginal hasta en más de 70 por ciento de los casos.
A partir de la segunda cesárea, hay que tener claro que cualquier nuevo embarazo deberá finalizar mediante dicha intervención, al objeto de tomar las decisiones personales oportunas en la práctica de la segunda cesárea, que da la opción de la esterilización quirúrgica mediante ligadura tubárica en la misma operación, si la mujer considera cumplidos sus deseos de reproducirse.
La mujer con antecedentes de diabetes en el embarazo anterior, deberá llevar una mayor cautela dietética y practicar en el primer trimestre una prueba de diagnóstico de presunción de diabetes gestacional.
El antecedente de presencia de estreptococo en el tracto uro-genital en el anterior embarazo, obligará en el nuevo a mantener las mismas medidas profilácticas de la infección en el parto que se realizaron en el primero.
Y el antecedente de infecciones de orina, presencia de bacterias en la orina sin síntomas de cistitis o pielonefritis en la anterior gestación, también es indicativa de medidas de control especiales.
Si existe antecedente de una amenaza o de un parto prematuro, se deberá establecer un mecanismo específico de control e incluso el tratamiento pertinente para evitar la repetición del mismo.
Para el tocólogo y la matrona es de enorme interés el conocimiento del antecedente de partos y abortos de la mujer para establecer las pautas de control, calificar el nivel de riesgo y realizar la prevención, diagnóstico y tratamientos oportunos. El antecedente obstétrico condiciona la pauta de seguimiento del nuevo embarazo.
Fotos | Raúl Hernández González; Raúl Hernández González; Marcos de Madariaga