No hay que considerar el embarazo como una situación de máxima alerta, reposo o cuidados excesivos. De hecho, las gestantes han de llevar una vida activa, siempre teniendo en cuenta las limitaciones de movilidad o el cansancio propio de los últimos meses. Sin embargo, hay algunas situaciones a lo largo del embarazo que pueden requerir reposo, ya sea relativo o absoluto.
Antes de la gestación o en las primeras fases del embarazo, las pacientes que consiguen concebir mediante técnicas de reproducción asistida pueden presentar el síndrome de hiperestimulación ovárica. Éste puede requerir desde un simple reposo domiciliario hasta el ingreso en el hospital y la administración de medicación y control de ingesta y salida de líquidos. Será el ginecólogo quien decida el grado de reposo de la paciente.
Durante el primer trimestre, la amenaza de aborto es la primera situación que requiere reposo en esta fase. Éste variará según el riesgo; si se debe a un episodio aislado de manchado escaso en el que no se puede precisar la causa, o si se produce un sangrado similar a la menstruación por un desprendimiento del trofoblasto o la futura placenta.
Así, puedes llevar una vida normal sin realizar esfuerzos físicos hasta un reposo absoluto en cama, en los casos más graves. Además, es recomendable tener reposo sexual y psíquico, para aliviar la ansiedad de los progenitores y familiares sobre el futuro de la gestación.
Durante el segundo y tercer trimestre se pueden presentar muchas situaciones que requieren reposo no sólo domiciliario, sino también hospitalario:
Placenta previa. Se produce cuando la inserción de la placenta se realiza en la porción más inferior del útero, lo que impide el normal desarrollo del parto vaginal.
No se diagnosticará como tal hasta el tercer trimestre, puesto que las habituales modificaciones de la anatomía uterina durante el embarazo pueden desplazar la placenta hacia zonas superiores del útero.
En estos casos, es esencial guardar reposo relativo y no realizar ejercicio físico excesivo, por el riesgo de estimular al útero y generar alguna contracción aislada que facilite el desplazamiento de la placenta y el consecuente sangrado vaginal. En casos extremos se recomienda un reposo absoluto en el hospital, controlando el bienestar fetal y materno hasta la finalización de la gestación, mediante una cesárea.
Rotura prematura de membranas que envuelven el líquido amniótico antes de comenzar el parto. Según la edad gestacional, bien al final del embarazo o semanas anteriores a éste, el grado de reposo será diferente. En pacientes con edad gestacional a término, se requiere ingreso hospitalario y reposo relativo hasta que se desencadene el parto.
Las embarazadas por debajo de la semana 34 requerirán un ingreso hospitalario y reposo absoluto en la cama, controlando el bienestar fetal y su crecimiento así como la estabilidad clínica de la mujer. Además, recibirán fármacos para la madurez pulmonar fetal y para evitar contracciones uterinas.
Amenaza de parto pretérmino. Es el amago del inicio del parto y produce contracciones o dilatación del cuello del útero antes de las 37 semanas. Es imprescindible el reposo absoluto, principalmente en el hospital, donde además se recibirá un tratamiento para impedir el desarrollo del parto. En este caso es esencial no estimular el útero, para evitar que responda con contracciones.
Enfermedad hipertensiva del embarazo. Ante la preeclampsia, debida a un incremento de la presión arterial, además del necesario tratamiento médico pautado por el tocólogo, es esencial el reposo relativo, sin realizar grandes esfuerzos físicos y evitando el estrés psíquico que pueden elevar la presión y empeorar el pronóstico.
En función de su evolución y del control de la tensió y bienestar materno-fetal, puede ser necesario ingresar a la paciente para mantener reposo absoluto en cama y controlar la tensión exhaustivamente.
Incompetencia cervical. Se da cuando la mujer sufre una dilatación del cuello uterino sin sentir contracciones y, por ello, se produce una pérdida del feto, al no tener una contención mecánica uterina.
Cuando se produce un prolapso de la bolsa es imprescindible un reposo absoluto, incluso en determinados casos en posición de Trendelemburg (los pies más altos que la cabeza) y realizarlo en el hospital. Es muy importante la no movilización para continuar con la gestación.
A estas pacientes se les suele proponer la realización de un cerclaje cervical, es decir, suturar temporalmente el cérvix (cuello uterino) hasta que la gestación llegue a término o si comienza previamente con contracciones. En este caso el reposo es imprescindible; se inicia eliminando los esfuerzos físicos y se continúa evitando la bipedestación prolongada o manteniendo un reposo absoluto en cama.
No podemos dejar sin terminar esta serie de artículos relaciones con los casos en los que tendremos que reposar durante la gestación.
Gestación gemelar. Hay una sobretensión uterina y las paredes uterinas son más susceptibles a responder con contracciones. Por ello, las gestaciones gemelares no suelen llegar a término. El grado de reposo variará según sea la edad gestacional a la que comiencen las contracciones y la longitud del cuello del útero comience a acortarse.
Sin embargo, hay que resaltar que una gestación gemelar no es sinónimo de reposo absoluto, y que la actividad física es igual o más necesaria que en una única.
Hidramnios. Sucede cuando la cantidad de líquido amniótico es excesiva y la sobredistensión uterina puede provocar irriabilidad y contracciones del útero. Dependiendo de las semanas de embarazo a las que comiencen se requerirá reposo, al menos hasta conseguir la madurez pulmonar fetal en la semana 34.
Una vez que se ha dado a luz (puerperio), en los partos normales se recomienda reposo relativo e inicio de las actividades diarias paulatinamente a lo largo de los primeros 40 días tras el parto. Ante situaciones de lesiones del canal del parto, además de cuidados médicos especiales, se aconseja evitar ejercicios intensos o esfuerzos físicos que puedan dificultar la cicatrización y recuperación de las estructuras perineales. En una cesárea, el reposo será similar al de una intervención quirúrgica, intentando volver a andar lo antes posible. Aunque los esfuerzos físicos pueden facilitar las hernias abdominales.