Uno de los mayores temores de las embarazadas, llegado el momento del parto, son los traumatismos perineales; los desgarros y la episiotomía, tanto por el dolor que causan como por la difícil recuperación y las disfunciones que pueden derivarse de ellos, como dispareunia (coito doloroso) e incontenincia urinaria y fecal.
Es imprescindible saber que no se puede prever que la realización de una episotomía se pueda evitar. Es en el período expulsivo cuando se determinará la necesidad o no de efectuarla.
La finalidad de esta es ensanchar el tercio inferior de la vagina, el anillo vulvar y el periné mediante una incisión dirigida, con la intención de acortar el período expulsivo y evitar así desgarros complicados. Además, se pretende impedir una excesiva y mantenida distensión de los músculos del periné, que provocaría lesiones subyacentes y con el tiempo, prolapso (salida hacia el exterior) genital e incontinencia urinaria.
Después de que la mujer da a luz, si le han practicado una episotomía duante el parto, la zona del periné estará aún más delicada y va a necesitar de ciertos cuidados específicos:
- Mantener la zona seca y utilizar ropa interior de algodón.
- Inspeccionar diariamente la herida y realizar lavados con agua estéril durante la higiene habitual. En caso de que aparezca edema, la aplicación local de hielo puede reducir su tamaño y disminuir las molestias.
- Para aliviar el dolor están indicados los antiinflamatorios y analgésicos tópicos o sistémicos. El uso de bencidamina tópica mejora la evolución de la episiotomía, sobre todo cuando hay edema y dolor.
- No se recomienda el empleo de preparados con yodo, dado que su absorción hace que se excreten por la leche materna con el consiguiente riesgo sobre la glándula tiroidea del recién nacido y la posibilidad de ‘falsear’ los resultados del cribado de metabolopatías.
- Facilitar la evacuacuión intestinal regular recurriendo, si es preciso, a la administración de microenemas, sobre todo si se produjo desgarro, y siempre limpiarse en dirección hacia el recto.
- Realizar ejercicios para fortalecer la musculatura pelviana.
Si se produce empeoramiento deberemos acudir al médico para descartar la posible formación de un hematoma, que se resolverá espontáneamente o mediante drenaje quirúrgico. También deberemos hacerlo ante la aparición de signos locales de infección (edema y enrojecimiento exudativo) donde se puede recomendar la administración de antibióticos.
Si se produce separación de la cicatriz, en función de la extensión y profundidad de la separación se decidirá dejar cicatrizar de nuevo o se optará por resuturarla.
Imagen: annegeddes