El bebé cuando está en su primer año de vida, todavía no se entera de nada en relación con la Navidad. Es decir, incluso permanece ajeno al concepto de Reyes Magos y a la magia de recibir los regalos. Por ello, más allá de la tradición, lo más importante para un bebé es que su rutina no se rompa durante estas fechas. Sencillamente, porque un bebé necesita tener unos horarios marcados y fijos para sentirse bien. Por ello, teniendo en cuenta que es posible y normal que dicha rutina se rompa, nada como organizar de antemano la Navidad para adaptarte poco a poco a los cambios.
Más allá de que el niño no sepa apreciar los detalles típicos de este tiempo, sí es excelente decorar y ambientar la casa de tal forma que el peque empiece a crecer desde la más tierna infancia en un hogar en el que se vive estas fechas con ilusión. Y es que, para muchos adultos, la Navidad se convierte en una tragedia emocional en tanto que hay que hacer frente al vacío de la ausencia de algunos seres queridos.
El síndrome de la silla vacía causa vértigo, sin embargo, el niño debe de ser el mayor motor de motivación a la hora de participar en actividades tradicionales de estas fiestas. Como por ejemplo, ir a visitar los belenes, dar un paseo por la calle para disfrutar de la decoración y el alumbrado, y también, por supuesto, disfrutar con la llegada de los Reyes Magos en el mes de enero que hacen acto de presencia para sorprender al bebé.
Por otro lado, la Navidad también es tiempo de familia. Por ello, el bebé debe de poder pasar tiempo con sus abuelos, tíos y primos. En caso de que los padres tengan que trabajar durante estas fechas, entonces, será positivo buscar alternativas para que el niño esté bien atendido. Por ejemplo, es posible contratar a una niñera durante algunas horas.
Imagen: Primeriza El Embarazo