Sí señora, no se trata de un mito o una leyenda urbana. Tiene nombre médico y una descripción muy completa. Se llama Síndrome de Couvade y se utiliza cuando los papás también padecen los síntomas del embarazo propios de la mujer durante el período de gestación.
¿Cuál de esos síntomas “padecen”? Pues casi todos, a saber: Vómitos, calambres en las piernas, cambios de humor, antojos, aumento de peso, náuseas, tensión baja… hasta dolores abdominales similares a las contracciones.
Está claro que ellos lo sienten y lo que aún discuten los especialistas es si se trata de una alteración de tipo psicosomática o mecánica. Cualquiera que sea el origen lo cierto es que el embarazo empático también dará muchos quebraderos de cabeza al futuro padre y… a la mamá.
Aparecen en el hombre, por lo general, a partir del tercer mes de embarazo y se radicalizan a partir del segundo trimestre. Por supuesto ocurre lo que estáis pensando, los síntomas desaparecen completamente después del parto.
El tratamiento es psicológico y ha sido diagnósticado, según las investigaciones y con más frecuencia, en padres que han tenido problemas de infertilidad e incluso en aquellos que son hijos adoptados.
Muchas parejas se preguntan angustiadas qué hacer para solucionar este problema. Sin embargo, en la mayoría de los casos la cura está garantizada con el nacimiento del bebé y el postparto. En caso de que no sucediera así o si el padre sufriera una situación realmente desbordada es cuando se precisa la asistencia médica.
Por lo general si el padre se involucra en el embarazo, los síntomas también disminuyen al poder hablarlo con su pareja y cuando ambos afrontan el futuro con normalidad.